Es de Mérida, tiene 57 años y tras toda una vida ligada al PP (fue concejal de Cultura con Pedro Acedo de 2011 a 2015) se ha afiliado a Vox y se presenta para ser alcalde con el ánimo de ofrecer nuevas soluciones a viejas reivindicaciones. Administrador de una empresa agrícola y estudiante de Derecho, presume de contar con una lista ganadora de personas «trabajadoras y honradas» y unos buenos resultados en las pasadas elecciones generales, donde con 100 afiliados consiguieron un respaldo del 13% y 4.422 votos, 978 menos que el PP.

-Ha sido un hombre muy vinculado al PP. ¿A qué se debe este cambio?

-He estado ligado al PP como otros muchísimos votantes y dirigentes de Vox, el mismo Santiago Abascal por ejemplo, y no es ninguna cosa negativa por más que se quiera presentar así. Entonces Vox no existía y cuando surgió me interesé por sus postulados y vi que estaba mucho más en consonancia con lo que yo pensaba que lo que me podía ofrecer el PP, que considero un proyecto político ya agotado. Y no es que lo considere yo, es que lo consideran los votantes. Con los resultados de Andalucía vi que Vox se perfilaba como una posible opción de gobierno y pensé que había que apoyarla. Hablé con Vox, con Juan Antonio Morales, me dijo que tenía los brazos abiertos y decidí empezar a colaborar con ellos.

-¿Esperaba ser el candidato?

-Lo decidió el Comité Ejecutivo Provincial y me honró mucho. En cierto modo sí me sorprendió porque yo no soy uno de los pioneros de Vox: a Susana, coordinadora local, le corresponde el mérito de haber estado encabezando el partido desde hace mucho tiempo.

-¿Cómo afronta la campaña?

-La afronto con gran ilusión porque los resultados de las elecciones generales han sido muy buenos, digan lo que digan. Estoy convencido de que voy a ser el próximo alcalde de Mérida. Creo que la ciudadanía va a reflexionar porque la izquierda no es la solución, la izquierda es un problema para España.

-¿Cuál sería un buen resultado para Vox en Mérida?

-Sacar 25 concejales (risas). Siendo realistas, yo creo que es posible que gobernemos encabezando lo que se ha venido en llamar el bloque de derecha. El PSOE ha dado de sí todo lo que tenía que dar en Mérida, porque con una participación de 34.000 votantes que ha habido en las últimas elecciones generales no se mueve de los nueve concejales. Si hay una participación menor quizás puedan cambiar las cosas.

-¿Cree entonces que el PSOE ha tocado techo en Mérida?

-Absolutamente. Cualquiera que observe los resultados electorales puede darse cuenta porque con la movilización tan extraordinaria que ha habido en estas elecciones nadie que no fuera a votar al PSOE lo va a votar ahora. Quizá esto sea extensible también a otros partidos. Con esto no quiero hacer leña del árbol caído, pero el PP ha pasado de tener 13.000 votos cuando yo fui concejal a 8.000 y ahora a algo más de 5.000. Son unos resultados muy pobres, pero también he de decir que cada uno cosecha lo que siembra, y Mérida se ha visto muy muy desplazada por el PP. José Antonio Monago no ha vivido en Mérida e incluso anunció que quería vender la casa de la Presidencia aunque luego no se atrevió. Mérida se ha visto siempre muy relegada respecto a otras ciudades que merecen todos mis respetos, pero no olvidemos que nosotros somos la capital de Extremadura. En Vox cuestionamos mucho la organización autonómica del Estado pero la realidad es la que es, y mientras exista, a Mérida se le tiene que reconocer su sitio.

-¿Qué proyecto tiene para Mérida?

-Tenemos un programa con 83 medidas, 11 epígrafes y un previo dedicado a la capitalidad con unas viejas reivindicaciones que están ahí y que no se nos cumplen: la sede de la Delegación del Gobierno, de la Guardia Civil, de Tráfico... Y luego, el sentir de nuestro partido es que la fiscalidad debe ser baja y asumible por los contribuyentes. Creemos que hay margen para bajar el IBI y llevamos la eliminación de algunas tasas, como la de entrada a garajes, que es poquísimo dinero lo que se recauda con eso y a los negocios los asfixia; la congelación de los valores catastrales, restricciones a la plusvalía, bonificaciones para pensionistas, una revisión del gasto público y todo lo superfluo eliminarlo. Nosotros creemos que a donde llegue la iniciativa privada no debe invadir la iniciativa pública, que está para aquellos servicios que son por naturaleza deficitarios y que la iniciativa privada no asumiría de ninguna manera.

-Ponga un ejemplo.

-La atención a los mayores que no se lo pueden pagar. Hay gente que está en situación de dependencia y tiene que asumirlo un ayuntamiento en la medida en que le compete. Pero lo que una empresa pueda gestionar, que lo haga, porque ganará dinero la empresa y dará dinero a ganar a los demás. Es un círculo vicioso lo que se crea impulsando la iniciativa privada: se crea trabajo y el trabajo crea cotizaciones y estas, a su vez, riqueza.

-¿Cuál es el principal problema de la ciudad?

-Tiene muchos, pero si me pregunta por uno, el desempleo. El paro genera una gran detracción de recursos hacia la asistencia social y no genera prosperidad. Una persona parada es una persona desesperada. Un ayuntamiento no tiene en la mano herramientas verdaderamente potentes para solucionar el problema, pero sí puede contribuir mucho, sobre todo no asfixiando a las pequeñas y medianas empresas a impuestos. Mérida no puede estar acostumbrada a estar en unos niveles de paro que van desde un tercio de la población hasta un cuarto. Del 22% que tenemos ahora hasta un 31% que hemos tenido y el alcalde se plantea como meta bajarlo a un 19%, que es una barbaridad. Eso tiene que tender a desaparecer.

-¿Qué opina Vox de proyectos como la azucarera o el Mercado de Calatrava?

-Que hay que ponerlos en marcha y que no sean meras promesas porque hasta ahora no hemos visto ninguno. En mi programa no se encontrará ni una sola medida que no sea realizable. Ni siquiera el María Luisa lo he visto todavía. Recuerdo que el Hernán Cortés se derribó y solo hay un solar con jaramagos.

-¿Con quién negociaría para formar gobierno y a quién apoyaría para que fuera alcalde?

-Pregúntele a los demás si me van a apoyar a mí (risas). Negociaremos con todos excepto con el PSOE y con los comunistas porque venimos a poner en práctica un programa. Aquí estamos para servir a Mérida, para que sea una ciudad estable, una ciudad próspera y para trabajar.