La jornada electoral por los comicios europeos que comenzó su singladura el jueves en el Reino Unido y Holanda tuvo ayer una nueva cita, esta vez en Irlanda y la República Checa. Los centros de votación de la República de Irlanda registraron una actividad frenética por cuanto los votantes estaban citados para pronunciarse sobre los comicios europeos y locales, así como en un referéndum para decidir si se suavizan las condiciones de la actual ley del divorcio. Los resultados de los comicios locales y del plebiscito podrían conocerse esta tarde, mientras que el de las elecciones europeas no se divulgarán hasta mañana por la noche, una vez se haya votado en el resto de los países.

Algo más de tres millones de personas están llamadas a las urnas en Irlanda, donde la campaña de las elecciones al Parlamento de Estrasburgo ha estado marcada por el espíritu europeísta de los partidos nacionales, en respuesta a la salida del vecino Reino Unido de la Unión Europea (UE). Como consecuencia del brexit, Irlanda tendrá 13 escaños en la próxima Eurocámara, dos más que hasta ahora, si bien los nuevos diputados no podrán ocupar sus asientos hasta que Londres y Bruselas concluyan su divorcio, previsto para el 31 de octubre.

En la República Checa se espera la victoria de la gobernante Alianza de Ciudadanos Descontentos (ANO) del primer ministro, el populista Andrej Babis. Hay convocadas 8,4 millones de personas con derecho a voto para elegir a 21 eurodiputados. Estos comicios han despertado escaso interés en la República Checa, uno de los países con una población más euroescéptica y con la participación más baja en las elecciones europeas.

Pese a estar investigado por abusos con fondos europeos y pendiente de una acusación formal de la fiscalía, Babis es el favorito según los sondeos, que apuntan a que podría obtener en torno al 23 % del voto, seguido del Partido Pirata, 15%, y el conservador Partido Ciudadano (ODS), el 14 %.