La jornada en que se cumplían 571 días desde que el Senado abrió la puerta al cese de Raül Romeva y el resto del Gobierno catalán aprobando el 155, el exconseller de Acción Exterior, Relaciones Institucionales y Transparencia entró en la Cámara alta entre aplausos de los diputados independentistas, familiares y amigos. El republicano acabó aplaudiendo el discurso de Manuel Cruz, segundo catalán de la historia que presidirá el Senado, quien reclamó que esta institución sea parte de la solución al conflicto territorial. Después de que el portazo independentista frustrara la presidencia de Miquel Iceta, la mayoría socialista situó al catedrático de filosofía al frente de la Cámara.

«Seamos conscientes del momento que inauguramos aquí y ahora», advirtió Cruz. El expresidente de Federalistas de Izquierdas lanzó un guiño al conflicto catalán, propugnando «convertir el Senado en parte de la solución a los desafíos que enfrenta nuestro modelo territorial». Después de señalar que la Cámara alta debe ser un lugar en el que puedan expresarse todas las «nacionalidades y regiones», apostó por dar cabida a «más formas de ser, de pensar y de sentirse», que «merecen ser escuchadas», abriendo el melón de la reforma del Senado para convertirlo en una institución que represente los intereses de todas las autonomías.

APLAUSOS AL PRESIDENTE / Cruz cerró su discurso recordando que «igual que tenemos el derecho a reclamar el cumplimiento de viejas promesas, también lo tenemos de fundar otras nuevas». Unas palabras que provocaron los aplausos de Romeva que, al igual que el resto de diputados de Esquerra, había evitado sumarse al aplauso a su designación. El nuevo presidente del Senado había terciado antes de su discurso en favor de Romeva después de que el popular Rafael Hernando intentara sabotear su promesa del cargo como senador.

Las fórmulas con las que ERC y JxCat habían acatado la Constitución, apelando a «presos y exiliados políticos» no sentó bien en algunos escaños, desde los que se escucharon murmullos, toses, gritos de «viva España» y silbidos, provocando que Cruz llamara al orden. «Hasta la proclamación de la república catalana, siempre comprometido con la libertad, la igualdad y la fraternidad», decía Romeva cuando el polémico Hernando, encargado como secretario de la Mesa de ir citando uno por uno a los senadores, leyó con voz grave desde el micrófono el nombre siguiente. Tras la interrupción, Cruz le cedió otra vez la palabra a Romeva, que terminó diciendo: «Como preso político, por imperativo legal, prometo». «Que se joda, el desgraciado», se le escuchó decir a Hernando con el micrófono abierto.