Como hace cuatro años, Vox no consiguió ayer entrar en la Asamblea de Extremadura. Sin embargo, esta vez fue para este partido de una forma mucho más dolorosa que en el 2015. Si entonces fue la novena fuerza más votada con menos de un 0,3%, esta vez se quedó a las puertas de conseguir irrumpir por vez primera en el parlamento regional. De hecho durante la mayor parte de la noche, la formación que lidera Juan Antonio Morales en la comunidad autónoma apareció en el recuento con dos diputados, ambos por la provincia de Badajoz, pero finalmente no logró sobrepasar la barrera del 5% del voto. De esta forma, los más de 28.000 sufragios obtenidos (con un 96,5% del escrutinio ya realizado), no le sirvieron para conseguir su objetivo, algo que se daba por sentado en la mayor parte de los vaticinios.

Los resultados de las elecciones de ayer muestran como en apenas un mes el partido que a nivel nacional lidera Santiago Abascal se ha deshinchado de forma notable. Si el 28 de abril en los comicios generales rozaron el 11% del voto emitido, con más de 70.600 apoyos, lo que permitió a Víctor Sánchez del Real obtener un escaño en el Congreso de los Diputados, el porcentaje de voto cayó en las autonómicas hasta el 4,8%.

«Desgraciadamente hemos tenido el resultado que hemos tenido», lamentó Juan Antonio Morales anoche, en una breve comparecencia para ofrecer su valoración de los resultados. En cualquier caso, Morales felicitó al ganador de los comicios, Guillermo Fernández Vara, al tiempo que agradeció «a los más de 25.000 votantes de toda Extremadura que han creído el proyecto que hemos puesto en encima de la mesa».

Poco que ver con el optimismo que mostraba pocas horas antes el cabeza de lista de Vox a la salida del colegio electoral de la localidad pacense de Lobón tras depositar su voto, cuando aseguró afrontar la jornada de elecciones con «mucha ilusión» porque Vox había tenido la «oportunidad» durante la campaña de «explicarle a los extremeños qué» es lo que quiere «hacer por Extremadura».