Vicepresidente del Grupo Zeta Aunque siempre resulta aventurado adelantarse al futuro, la propia condición de empresario obliga a trabajar con previsiones y claves que nos permitan interpretar, con mayor o menor grado de acierto, un escenario macroeconómico que, en estos momentos, se antoja más cambiante que nunca. La constante internacionalización y proyección exterior de la actividad de las empresas extremeñas durante los últimos años viene a confirmar esta tendencia.

Sobre este tapete, el de las proyecciones, las empresas autóctonas, como gran parte de las nacionales, fundamentan sus expectativas de negocio con cautela. Y son precisamente las previsiones de crecimiento uno de los mejores ejemplos de la robustez que se palpa ya en el tejido económico extremeño. Prueba de ello vienen a ser los datos que recoge en su informe de perspectivas para este año el Consejo Superior de Cámaras de Comercio. Por resaltar un apartado del análisis, me quedo con el clima empresarial de las firmas de la región ante la eventual recuperación de la zona euro. El grado de confianza en la mejora del entorno que rodea la actividad de las empresas extremeñas es superior, según el estudio, a los de la media nacional y de la Unión Europea.

Indudablemente, sobre un panorama económico como el actual, que no es ajeno a las incertidumbres, Grupo Zeta se siente desde hace años partícipe del empuje empresarial extremeño, región en la que, como ya he resaltado en alguna ocasión, no hemos escatimado esfuerzos para afianzar nuestra posición en todos los segmentos dentro de lo que es el sector de la comunicación. Una clara muestra de nuestro compromiso ha sido la puesta en marcha de la nueva planta de impresión de Plasencia, que coincide en el tiempo con el ochenta aniversario de El Periódico Extremadura, cabecera decana de la prensa regional. Anclado como pocos rotativos al sentir y a la historia de una comunidad autónoma como la extremeña, El Periódico forma parte de un grupo que a mí me gusta comparar con un gran buque al que hoy impulsan más de cincuenta velas. Y aquí, en esta tierra, el Periódico Extremadura viene a ser sin duda nuestra vela mayor, hinchada por el viento animoso que lleva hacia el futuro.

Lo dije hace algo más de dos años, cuando asumí la vicepresidencia de Grupo Zeta: ´El talante de mi padre, fundador del grupo, será mi guía y mi referencia personal para continuar su obra´. Me reitero una vez más en ello. Pero es que no podía ser de otra manera... Mi padre dedicó su vida entera a crear un grupo de comunicación cuyos cimientos fuesen firmes e irrenunciables: seguir fielmente el pulso de la sociedad española; mantener a todo trance la independencia respecto a las presiones políticas, económicas o de cualquier otro género; trabajar por la comunicación, por la información en todos sus ámbitos y en todos sus medios, y, sobre todo, batallar sin desmayo por la defensa de la libertad de expresión, sin la cual la palabra democracia no es más que un sonido hueco y sin significado alguno.

Y con estos mimbres editoriales, Grupo Zeta se ha afianzado en Extremadura a través de una cabecera que lleva irrenunciablemente adelante los principios sobre los que se asienta nuestra forma de entender el periodismo.

Como bien saben los responsables de las empresas autóctonas, muchas de ellas galardonadas ya con los Premios Empresarios Extremeños del Año, el peso de la información económica en los diarios es una clara muestra de que cada vez importan más determinados ámbitos que pueden parecer áridos al no iniciado en estos temas, pero que son claves para entender el desarrollo de una comunidad autónoma.

Y como prueba de ello, la revista que hoy tienen en sus manos, la mejor fotografía de entre las posibles de un colectivo, el empresarial, que está de nuevo de enhorabuena. Y que, por suerte, ve el futuro mucho más cerca.