Pocos personajes literarios han mostrado el aguante del detective Pepe Carvalho. Su creador, Manuel Vázquez Montalbán, lo convirtió en el protagonista de 25 obras de diferentes géneros. De la primera a la última, Planeta las ha reeditado en 8 volúmenes.

Han pasado 40 años desde que Carvalho debutara en Yo maté a Kennedy . Su ciclo se cerró con Milenio Carvalho , publicado un año después de la muerte de su autor. Desde el principio el detective se mostró como un tipo particular y contradictorio, capaz de saltar de la CIA a las filas del Partido Comunista. Su carrera como investigador fue larga y vio de todo. Sus casos le llevaron a viajar por los cinco continentes. Pero nunca olvidó Barcelona, una ciudad que dejó de ser suya no porque la abandonara, sino porque se fue volviendo irreconocible en sus transformaciones sucesivas. Carvalho experimenta una notable evolución en la vasta obra, a medida que envejece se acentúa su melancolía y su decepción.

En todo caso, Planeta ha decidido ignorar el orden cronológico y ha agrupado los tomos por conexiones temáticas. El primero contiene la primera y las dos últimas historias del detective, el tercero se recrea en sus recetas (la comida fue el único amor estable que conoció), el séptimo se centra en sus relatos. El último y reciente libro de la colección, Rarezas , ofrece obras poco conocidas, como un monólogo teatral escrito en 1997 en el que Carvalho se queja con amargura del trato al que le ha sometido su creador. Lamenta haber sido utilizado por él y que lo haya hecho pasar por tantas situaciones vergonzosas para condenarlo a muerte en los albores del nuevo milenio.

Por desgracia, ni el detective ni su autor conocieron apenas el siglo XXI. Pero su legado sirve para entender las últimas décadas del XX. Como dice Daniel Vázquez Sallés, escritor, periodista e hijo de Vázquez Montalbán, leer a Carvalho "es leer la historia de España, ya que convirtió la novela negra en un reflejo de la realidad española y en una crónica social de la época". Según Daniel Vázquez, Carvalho le servía a su padre "para decir lo que no podía con su propio nombre y, en cierta forma, escupir al suelo". El hijo también destaca la importancia de la obra del autor para prestigiar el género negro al unir entretenimiento y crítica social con temas como la corrupción política, los abusos del poder y los efectos perversos de la globalización.

Los volúmenes cuentan con prologuistas como el propio Vázquez, Luis García Montero, Carlos Zanón o George Tyras, fascinados por la figura del detective. A pesar de que él ya se retirara "de un mundo que se divide en víctimas y verdugos, algunas veces llamados presos y carceleros", como afirma en su último libro, sus peripecias todavía sirven para cuestionar ideas establecidas.