TJtosé Miguel Santiago Castelo es un hombre de éxitos profesionales y literarios indiscutibles. En 1976 apareció Tierra en la carne , su primer poemario, al que le siguió en 1982, su obra Memorial de ausencias , con la que obtuvo el Premio Fastenrath de la Real Academia Española, publicado en 1978; y más tarde vendrían Monólogo de Lisboa, La sierra desvelada, Cruz de Guía, Cuaderno del Verano, Cuerpo cierto, La huella del aire, Quilombo, La hermana muerta, Esta luz sin contorno , y la antología Como disponga el olvido .

--¿A quién ve José Miguel Santiago Castelo cuando se mira en el espejo?

--Pues a un hombre cargado de experiencia y de vida que quiere reconocer en el azogue a aquel niño que fue y del que sigue guardando tantas ilusiones.

--¿Qué diferencia al periodista del escritor, o ambos son iguales?

--Ambos son iguales. El periodista le da al escritor una agilidad y una vivacidad muy necesarias en las épocas en que vivimos. El escritor tiende a ser prolijo, a sufrir una especie de delectación morosa en lo que escribe. El periodista por su propia naturaleza recorta y le da un ritmo a la prosa que es muy valioso.

--¿Qué supuso Tierra en la carne ?

--Fue un aldabonazo en Extremadura. La primera edición se agotó en 15 días. Era el canto de un hombre que lo había perdido todo a la tierra a la que no renunciaba. Es un libro al que yo tengo un cariño especialísimo, quizás por eso, porque fue el primero, porque me devolvió a mi tierra y porque de alguna manera me marcó el camino para las siguientes obras.

--¿ Memorial de ausencias convirtió en maduro al escritor que llevabas dentro?

--Eso dijeron los críticos. No lo sé. Hombre, de un libro a otro siempre se van notando algunas estéticas diferentes. Mi obra en su diversidad es muy uniforme, siguiéndola se sigue mi vida. Quizás Memorial de ausencias lo que fue, fue un libro muy agradecido.

--¿Dirigir la Real Academia de Extremadura es un reto para tu vida?

--Es un honor y una responsabilidad. Como todas las Reales Academias son instituciones no suficientemente conocidas pero que hacen una labor extraordinaria, quienes la conocen a fondo lo saben. Su labor es callada, profunda y rigurosa. Comprendo que en una institución de tan corto número de integrantes haya agravios comparativos, pero lo cierto es que los académicos son todos los que están y están todos los que son.

--¿Internet pone en peligro la creación literaria o supone por el contrario un mundo de oportunidades?

--Internet es un arma más. Supone un mundo de oportunidades y de peligros, todo está en cómo se la use. Yo, en principio, no creo que sirva para mal. Ahora, insisto, al ser un arma de enorme potencial depende de cómo se la utilice.

--¿Cómo evaluarías la situación actual de las letras extremeñas?

--Extraordinaria. Creo que vivimos uno de los momentos de oro de la literatura extremeña. Hubo una época en que predominaron los poetas pero ahora hay un plantel de escritores en casi todos los géneros envidiable.

--Un recuerdo de tu infancia en Granja de Torrehermosa.

--Toda mi vida es un rememorar mi infancia en el pueblo. Todavía hoy, cincuenta años después de haber salido de allí, raro es el día en que no recuerdo una comida, una gira, una procesión, un baile, un baño en una alberca, los puñeteros sabañones, la caza de grillos... Fueron 16 años intensos que me marcaron personal y literariamente para siempre.

--Un viaje inolvidable.

--Quizás el descubrimiento de Cuba donde me encontré con una Extremadura más viva allí que en nuestra propia tierra. Desde entonces, vuelvo casi todos los años. Es curioso, porque a estas alturas de la vida, cuando uno ha viajado por casi todo el mundo, allí a donde quiere regresar es donde puede encontrar memorias y recuerdos. Por eso siento como extremeño --que es ser doblemente español-- la necesidad de viajar constantemente a América. América es nuestro misterio y nuestra alegría.

--Un reto como escritor.

--Seguir haciéndolo con honestidad. Que al mirarte en tu obra no sientas motivo de vergüenza o lástima. Ser fiel hasta el final.

--Una reflexión ante la vida.

--Que es demasiado breve.

--Una anécdota divertida.

--Aquel chamarilero del rastro de Madrid que quería venderme una edición de El Quijote "corregida y aumentada".

--Una canción que recuerdas con cariño.

--Todas las de Rafael de León por el que siento extraordinaria devoción. Me crié en una casa donde había un taller de modistillas, todas eran chicas jóvenes que cantaban canciones de la Piquer o de Juanita Reina o de Marifé de Triana. Ese mundo y ese verso me marcó para siempre.

--Un rincón de Cáceres donde sentir la paz.

--En la Plaza de San Jorge, sentado en las gradas de la Preciosa Sangre.

--Un libro de cabecera.

--Tengo tantos... cada momento, cada circunstancia, cada alegría, cada dolor, hace que el libro cambie, pero casi siempre es libro de poesía o de historia.

--¿Cómo te gustaría que te recordaran?

--Como un hombre bueno que amó profundamente a su tierra y a sus gentes.

--Un lugar donde reposar para siempre.

--Ya lo tengo. En el cementerio de Granja de Torrehermosa junto a los míos, que me esperan.