Hervasense de nacimiento, asturiano de adopción, Manuel Neila esconde un poeta en continuo viaje hacia la concreción de los sentimientos, desde que publicara su primer libro, Clamor de lo incesante , allá por 1978, al que habrían de seguir Las líneas de la vida (1996), Cantos de frontera / Chants de Frontière (2003), Huésped de la vida (2005) y El camino original (2014). Ha traducido Las Quimeras , de Gérard de Nerval, y Las flores del mal , de Charles Baudelaire; y ha editado los volúmenes: Páginas escogidas , de Michel de Montaigne, Papeles póstumos , de Angel Sánchez Rivero, Hogares humildes , de José García Vela, y Sentencias y donaires , de Antonio Machado; además de dos libros de aforismos, El silencio roto (1998) y Pensamientos de intemperie (2012), así como dos volúmenes de ensayos, artículos y reseñas, Las palabras y los días (2000) y El escritor y sus máscaras (2014). En la actualidad, dirige la colección de aforismos A la mínima , en la editorial Renacimiento de Sevilla.

--¿Cómo se define Manuel Neila Lumeras?

--Digamos que soy un hombre, en el buen sentido de la palabra, apacible, prendado de la vida, pues nada me desconsuela; el mundo me ha hechizado , por decirlo con las certeras palabras de Quevedo.

--¿Qué ha cambiado en la poesía de Manuel Neila desde Clamor de lo incesante hasta hoy?

--Quiero suponer que, durante este espacio de tiempo, he aumentado el caudal de conocimientos, he conseguido ahondar en los temas que abordo y mejorar el vigor expresivo. Lo que sí puedo asegurarte es que me he mantenido firme en mi proyecto original, fiel a mi vocación y conforme con mi destino.

--¿Hacia dónde apuntan tus nuevas composiciones?

--Trabajo en un libro abierto de proverbios y cantares, que titulo Al norte del futuro . Estoy a punto de concluir un nuevo poemario, Aposento en el aire, donde agavillo composiciones escritas durante los diez últimos años. Ambos están representadas en El camino original (Antología poética, 1980-2012) , que acaba de aparecer en la editorial Renacimiento. Y perfilo, en fin, una nueva serie de poemas en prosa, El sol invisible , que en un futuro formará parte, junto con los que integran El sol que sigue , del volumen El mundo en que anduve .

--Cauteloso y semisecreto, arquitecto de aforismos, autor de estirpe neorromántica... ¿Con cuál de cuantos calificativos te han dedicado estás más de acuerdo?

--Las tres expresiones apuntan en la buena dirección, de modo que haré lo posible por no defraudar demasiado a quienes han tenido la amabilidad de reparar en mis escritos... Por lo que respecta a los aforismos, es un medio de expresión que, junto con el poema, implica una nueva imagen del pensador y del poeta. Ese imagen del pensador y del poeta es la más antigua. Como advirtió Guilles Deleuze, es la del pensador presocrático, fisiólogo y artista, intérprete y evaluador del mundo... En otro orden de cosas, hay un calificativo que me resulta particularmente curioso: escritor asturextremeño. Lástima grande que el término no esté recogido en el Diccionario de la Real Academia Española.

--¿Hay mucho poeta endiosado?

--Hace unos días oí decir a un poeta amigo: "A mis críticos, les deseo la fama; para mí, me reservo la gloria". En fin, ¿qué quieres que te diga? Tontilocos los ha habido siempre. Y está bien que así sea. Pero la verdad es que, hoy por hoy, los poetas apenas cuentan en nuestras sociedades de masas, dominada por la cultura espectáculo. Y la poesía, la verdadera poesía, la poesía memorable no se encuentra a la vuelta de la esquina, por más que se empeñen los poetas del "realismo crudo".

--¿Cuál es la situación actual de la poesía extremeña?

--Por lo que conozco, la poesía extremeña de los últimos treinta años no tiene nada que enviar a la poesía que se escribe en el resto de comunidades españolas, incluidas aquellas cuyos dirigentes están poniendo en peligro, en serio peligro la ilustrada coexistencia en la diversidad. Si consideramos la poesía como un coro de voces, y así hay que tomarla, el extremeño es un coro bien temperado, en el que armonizan voces de tono, timbre y color bastante diferentes.

--Hay quienes apuntan a que todo escritor es un creador comprometido...

--Por lo que a mí respecta, al artista, al escritor y al poeta sólo cabe pedirles una cosa: que sean responsables. En cierta ocasión, el filólogo valenciano Ignacio Soldevila me aseguró que la literatura comprometida , tan denostada durante los últimos cuarenta años, ganaría mucho si se la llamara literatura responsable .

--Un recuerdo de la infancia en Hervás.

--Hace ya mucho tiempo, el campesino, trepando cielo arriba, coge las cerezas de las ramas más altas y, una vez en el suelo, las deposita en las cajas de madera, cubiertas de helechos recién cortados. Tachonadas de rocío y manchas de sol reciente, las cerezas brillan en las cajas como salpicaduras de tinta o de sangre fresca. El muchacho se ha acercado a la acequia aledaña al huerto de los cerezos. Y, en cuclillas, asomándose al limpio oro mojado de la corriente, manda barcos pequeños de papel, hace tiempo, hace ya mucho tiempo.

--Un libro de cabecera.

--Sin duda, Poesías completas , de Antonio Machado, en la edición de Austral, que leí en los veranos de Hervás, allá por los primeros setenta.

--Una reflexión ante la vida.

--"El vivir del hombre entre el cielo y la tierra es el rápido pasar de un caballo entre vista a través de una rendija" (Chuang Tzu, Nan hua ching ). Si aún quedara tiempo para la reflexión, compárese con esta otra: "Mi abuelo solía decir: 'La vida es asombrosamente corta'".

--Una canción que recuerdas con cariño.

A veces imagino un disco con estos dos temas: Cara A: Adagio , de Albinoni. Cara B: Imagine , de John Lennon.

--¿Cómo te gustaría que te recordaran?

--Un hombre respetuoso, sensible a la poesía y a la bondad, y sensible al milagro de la vida; un escéptico franco y tolerante, al que le gusta creer en sus semejantes..., aunque a veces lo pongan demasiado difícil.

--Una anécdota divertida.

--Aunque no es tan sugestiva como El sueño de la mariposa , del filósofo Chuang Tzu, recuerdo con interés esta anécdota de David Foster Wallace: "Había una vez dos peces jóvenes que iban nadando y se encontraron por casualidad con un pez más viejo que nadaba en sentido contrario; el pez más viejo los saludó con la cabeza y les dijo: 'Buenos días, chicos. ¿Cómo está el agua?' Los dos jóvenes siguieron nadando un trecho; por fin uno de ellos miró al otro y le dijo: '¿Qué demonios es el agua?'".