José Montilla aspira a ser el primer presidente catalán de origen humilde y nacido fuera de Cataluña, además de ser el líder político más hierático y callado del país. A ambas circunstancias se refirió en la reunión del consejo nacional del PSC ayer en Tarragona, al declarar llegada "la hora de todos los catalanes" y de la "construcción social" de Cataluña, una vez "superada" la edificación nacional. "No soy hombre de muchas palabras, es cierto, pero soy hombre de palabra", puntualizó.

Montilla recibió un abrumador apoyo en su elección como candidato a presidente de la Generalitat (el 98,23%, es decir, 331 votos a favor, cinco en blanco y uno en contra). Tras ser ungido por Pasqual Maragall como el continuador de su proyecto catalanista y de izquierdas entre el delirio y el frenesí de los militantes, el todavía ministro de Industria abogó por un gobierno en Cataluña que se centre en la construcción social del país: "Ahora toca más imaginar el futuro, construirlo, que recordar el pasado". A su introversión, supo sacarle partido. "No soy la alegría de la huerta", admitió. "Es cierto, pero no voy a un concurso de televisión, sino a presidir la Generalitat".