Hace casi tres semanas, Vox cedió y dejó de pedir concejalías y consejerías en los ayuntamientos y los gobiernos autonómicos que estaba ayudando a conquistar al PP y Ciudadanos. Con ese paso, facilitó la convivencia con el partido de Albert Rivera, que había aprobado en una ejecutiva su veto a sentarse y negociar con la ultraderecha. Sin embargo, el líder de los radicales, Santiago Abascal, mantiene una exigencia: que se «visibilice» que participa en los «acuerdos de investidura entre los tres partidos». Y ayer concretó y elevó su requerimiento.

Abascal quiere una reunión con Rivera y el presidente del PP, Pablo Casado, para «desbloquear» las votaciones de investidura de Madrid y Murcia y anunció que se pondría en contacto con ambos para proponerles verse hoy en el Congreso. En esas dos comunidades, los candidatos del PP no tienen asegurada su elección todavía por las desavenencias entre Cs y Vox, cuyo respaldo es indispensable.

MENSAJE DE MÓVIL / Un portavoz de Rivera informó de que el presidente del partido naranja recibió un mensaje de Abascal en el móvil con la invitación para hablar de la situación de Madrid y Murcia y el político catalán le respondió remitiéndole a los «comités de negociación». «Le ha contestado en la misma línea que [Inés] Arrimadas», afirmó ese portavoz, en referencia a la respuesta que la dirigente había dado horas antes.

Arrimadas había dicho que «si hace falta» que «los compañeros de Murcia y los de Madrid» se reúnan con representantes de Vox en esos territorios para que ese partido «rectifique y deje de bloquear», por Ciudadanos «no va a haber ningún problema». En el Partido Popular, en cambio, se mostraron abiertos a ese encuentro con la participación de Casado.

«PERDER EL TIEMPO» / En rueda de prensa, Arrimadas, en ocasiones con desdén, pidió a la ultraderecha que les «dejen gobernar». «Nos están haciendo perder muchísimo tiempo estos señores de Vox», llegó a decir antes de recordar que los gobiernos en Murcia y Madrid «ya están cerrados».

Ayer se conoció el acuerdo de liberales y populares para la Comunidad de Madrid con un total de 155 medidas (en referencia al artículo constitucional que se aplicó para frenar la deriva independentista de Carles Puigdemont) y en el que la presidencia se la queda la candidata del Partido Popular, Isabel Díaz Ayuso, y la vicepresidencia, Ignacio Aguado, de Cs.

El documento incluye guiños a la ultraderecha de Vox en cuanto al control parental de la educación de los hijos, el fomento de la natalidad, la puesta en marcha de auditorías de las empresas públicas, el control del turismo sanitario y la inmigración irregular.

Abascal, como Rocío Monasterio, la jefa de filas del partida de ultraderecha en Madrid, se quejó de lo que considera un «apartheid» al que considera que los naranjas someten a su formación, con la que Cs se niega a sentarse y negociar, aunque sí acepta sus votos para ganar poder (la vicealcaldía madrileña o la presidencia de la Asamblea de Madrid, por ejemplo), como les recordaron los ultras.

MURCIA / «Se nos está acabando la generosidad y la paciencia», declaró el líder de Vox en Murcia, la primera autonomía donde los ultras han llevado más lejos su amenaza de vetar la investidura del candidato del PP, Fernando López Miras.

Monasterio, ante los «remilgos y asquitos» que asegura le están haciendo los del partido naranja, se abrió a llegar a un entendimiento con Díaz Ayuso para un Gobierno monocolor en Madrid, en la misma línea de lo que también han planteado en Murcia, para que sea el partido de Albert Rivera el que se tenga que abstener en la votación de investidura.