La Guardia Civil frustró en la tarde del martes un intento de tour mediático del líder de Vox, Santiago Abascal, presentándose a visitar sin previo aviso casas-cuarteles en Cataluña. La improvisada ronda «de agradecimiento» que ideó Vox se quedó a las puertas, bloqueada por las rígidas normas de protocolo y seguridad del Instituto Armado. Abascal no había avisado, y su nombre no constaba en la lista de visitas autorizadas.

Acompañado del representante de su formación en Cataluña, Ignacio Garriga, y de dos policías nacionales que le hacen el servicio de escolta, Abascal acudió primero al acuartelamiento de Gavá. A las 17,15 se presentó en la puerta, no pudiendo más que saludar a los guardias que la vigilan y al comandante del cuartel, que salió al exterior.

Los intentos

La visita no duró mucho, pues a las 18,00. ya estaba la comitiva de Vox ante la barrera de la ARS (Agrupación de Reserva y Seguridad) de la Guardia Civil en el puerto de Barcelona, y pidió entrar más allá en la zona de trabajo de los agentes. Uno de ellos, según fuentes de la Benemérita, informó al diputado de que podía entrar si quería presentar alguna denuncia o realizar algún trámite administrativo, pero para «una visita particular» tendría que «pedir autorización por el cauce reglamentario».

Abascal se quedó sin poder acceder, pero hizo un nuevo intento a las 18,45, presentándose en las instalaciones de la Guardia Civil en el 291 de la barcelonesa Travessera de Gracia. Esta vez, a la comitiva se había unido un militante portando una bandera alusiva al cuerpo policial en un asta flexible y una senyera atada a la cintura. El acompañante vestía, además, una camiseta de imitación de la que forma parte de la uniformidad de los agentes. Un poco más apartados, iban una veintena de militantes.

En Travessera, sede de la catalana VII Zona de la Guardia Civil, informaron a Abascal de que las visitas a casas-cuarteles no se improvisan, y de que están regladas. Ni siquiera depende el permiso del jefe de la unidad: para realizar una visita del tipo de la que pretendía el político, hay que obtener antes una autorización de la Delegación del Gobierno.

Como quiera que no tenía ese permiso, Abascal dijo que lo entendía y se quedó a la puerta. Cuando se colocó con la entrada del cuartel de fondo para hacer unas declaraciones, aún salió un guardia a indicarle que no podía hacerse la foto allí, y que tendría que colocarse, al menos, en la acera de enfrente.

A los medios congregados por el aviso de Vox, Abascal explicó que había acudido allí «para mostrar nuestro apoyo a las Fuerzas de Seguridad -dijo-, que entendemos que están abandonadas por el Gobierno y han sido traicionadas por la Generalidad».

Saludo a los agentes

El máximo dirigente de Vox quiso restar importancia al hecho de que no pudiera franquear la puerta de los cuarteles: «Hemos podido saludar a los guardias que estaban a la entrada, como en otros edificios a lo largo de la tarde de hoy -dijo-. No pretendíamos entrar en el cuartel de la Guardia Civil, sino únicamente mostrar a los guardias civiles, no necesariamente al general o al comandante de puesto, sino a quien está prestando servicio en la puerta, nuestra solidaridad y nuestro apoyo». En pasadas campañas electorales, Vox ha intensificado su acción de propaganda entre los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado con constantes alusiones a sus misiones y los intereses del colectivo.

El número dos de la formación, Javier Ortega-Smith, es un asiduo destacado de las manifestaciones del sindicato policial radical Jusapol, varios de cuyos miembros no ocultan públicamente, aun estando en activo, su cercanía al partido de extrema derecha.

Ayer, la plataforma UGC (Unión de Guardias Civiles) presentó un escrito a la Fiscalía del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña y su fiscal jefe, Francisco Bañeres, pidiéndole que investigue si incurrieron en un delito de odio los CDR que convocaron la concentración independentista que bloqueó los accesos al cuartel barcelonés de Travessera el pasado 20 de septiembre.

El escrito denuncia que en aquella manifestación en el segundo aniversario de la tensa jornada de registros contra la preparación del referéndum ilegal del 1-O, se profirieron «insultos, amenazas e intimidaciones contra los agentes y sus familias», informa Efe. Así mismo, la UGC ha puesto de manifiesto en su petición al fiscal que, desde que se inició la Operación Judas de la Guardia Civil contra el ERT, grupo de CDRs derivado en supuesta organización terrorista, han aumentado en número las protestas públicas ante las casas-cuarteles de la Benemérita, especialmente en Gerona.