El veterano dirigente de Herri Batasuna Tasio Erkizia, reconvertido ahora en esporádico portavoz de la izquierda aberzale, reclamó ayer la unidad de las fuerzas soberanistas en defensa del derecho de autodeterminación, pero negó cualquier contenido electoral a su llamamiento. De hecho, a punto de concluir el proceso de ilegalización de ANV y EHAK, persisten los interrogantes sobre la posible comparecencia de este sector en las autonómicas de marzo.

Erkizia evitó vincular su petición de "acumular nuevas fuerzas" a ese escenario electoral que supondrá todo un reto para la continuidad de la izquierda aberzale ortodoxa en el Parlamento vasco. En medios nacionalistas se da por seguro que, aunque ANV y EHAK queden fuera de la ley, los herederos de Batasuna intentarán estar presentes y concurrir a las urnas. Representantes del PSOE y también el propio ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, han insistido en que, mientras persista la violencia, no habrá opción de que los aberzales actúen políticamente en las instituciones.

No obstante, el portavoz socialista en el Congreso, Ramón Jáuregui, apuntó la posibilidad de que personas no vinculadas directamente al movimiento radical, aunque sí al sindicalismo más nacionalista, traten de impulsar una lista blanca que pudiera pasar el filtro de las ilegalizaciones. Su sospecha es que, una vez lograda la representación, intentarían representar la "sensibilidad" más directamente soberanista. Por su parte, Erkizia reivindicó ayer el pacto de Lizarra, firmado hace 10 años por los partidos nacionalistas, PNV, EA y Euskal Herritarrok (siglas que sustituyeron a HB) junto a Ezker Batua, la marca vasca de IU, y los sindicatos ELA y LAB.

TREGUA Este acuerdo fue la antesala de una tregua que ETA declaró días después, pero que la propia banda rompió a pesar de los pasos que los firmantes dieron en clave soberanista.