Los forenses del Instituto Toxicológico de Estambul (Turquía) encargados de realizar pruebas de ADN a 41 familias de las víctimas del Yak-42 han confirmado, tras cotejar los códigos genéticos de los fallecidos con el de los allegados, que sí se produjeron errores en las identificaciones de los militares muertos en el accidente. Fuentes de ese centro dijeron que aún es pronto para fijar las conclusiones finales de los exámenes y el número exacto de fallos, si bien pueden asegurar que algunos cuerpos no se reconocieron correctamente.

HUBO EQUIVOCACIONES "Hemos finalizado los cotejos, pero aún no hemos concluido el trabajo. Pero sí es cierto que ya hemos constatado lo que nos temíamos: el equipo médico español cometió fallos, aunque algunos cuerpos que hemos tratado sí se reconocieron bien", dijeron esas fuentes. Una vez que los expertos hayan terminado su labor científica, deberán redactar los informes individuales, para lo que necesitan entre dos y tres días. Probablemente, los resultados se envíen a la fiscalía turca encargada de la investigación a lo largo de esta semana.

Los forenses turcos explicaron que la demora en la realización de los test se ha debido a que las pruebas practicadas a hermanos y hermanas son mucho más complejas: "Si sólo hubiéramos contado con las muestras de los padres y las madres, todo habría sido más sencillo y mucho más rápido. Ya lo advertimos, pero no nos escucharon. Nos han surgido algunas complicaciones por este hecho".

El pasado 17 de mayo, 37 allegados de 30 víctimas se desplazaron hasta Turquía para ceder muestras de su sangre con el objetivo de compararlas con los 87 extractos de tejidos, huesos y dientes que posee el instituto --incluidos los pertenecientes a los 13 tripulantes y a restos humanos sin identificar, de los cuales algunos se hallaron dos meses después del siniestro--. A estas muestras se añaden otras 11 que fueron enviadas desde Madrid a Turquía por valija diplomática, como recomendó el anterior equipo de Defensa.

SOLIDARIDAD Especialistas turcos que colaboraron en los trabajos de identificación revelaron a este diario que 30 de los cuerpos estaban "calcinados e irreconocibles", por lo que recomendaron al jefe del equipo médico español, el general de división Vicente C. Navarro, la realización de pruebas de ADN. "Le dijimos que las familias acabarían viniendo a Turquía para comprobar si los restos que les entregaron pertenecían a sus seres queridos. Y así sucedió. Incluso le propusimos practicar los test aquí, pero rehusaron nuestro ofrecimiento", concluyeron.