El caso Garzón propició ayer un agitado debate sobre la historia de España en la Asamblea de Madrid en el curso del cual la presidenta de la Comunidad, Esperanza Aguirre, arremetió contra la Segunda República e instó a Izquierda Unida a condenar la insurrección de 1934 y el asesinato de Calvo-Sotelo.

El detonante fue una interpelación del portavoz de IU, Gregorio Gordo, que pidió a Aguirre que condenara el franquismo y se distanciara de Falange en la "campaña" contra Garzón. La presidenta madrileña anunció que pensaba "entrar de lleno" en el asunto. Lo hizo.

"Ustedes aparentan tener una explicación muy simple sobre los problemas de nuestra historia; para ustedes, en 1936 los españoles disfrutaban de una modélica república en la que se respetaban los derechos de todos los ciudadanos, y de repente, una coalición de militares fascistas y de clérigos carcas dio un golpe, provocó una guerra civil y se mantuvo 36 años en la dictadura", enunció Aguirre.

La dirigente del PP pidió a Gregorio Gordo si condenaba "el golpe del 34, en el que participó su partido, o que la escolta de Indalecio Prieto asesinase al jefe de la oposición", en alusión al líder monárquico José Calvo-Sotelo. Y recordó que intelectuales como Ortega y Gasset, Pérez Ayala y Marañón "huyeron de esa idílica República, mostraron su apoyo a Franco y enviaron a sus hijos al ejército que su señoría Gordo llama ejército golpista".