La presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, no cosechó ni un solo voto a favor de su propuesta de reformar la financiación autonómica para aplicar uniformemente las inversiones del Estado en todas las comunidades. La mayoría de los grupos le reprocharon las contradicciones entre su iniciativa y lo que ha apoyado el PP en determinados estatutos. Sin embargo, Aguirre, consiguió acaparar el protagonismo mediático y político del pleno del Congreso, frente a la sonora ausencia del presidente del PP, Mariano Rajoy.

Aguirre, que llegó a la Cámara escoltada por varios consejeros, una decena de diputados y la presidenta de la Asamblea madrileña, se mostró muy contenta de volver a intervenir en el hemiciclo casi 11 años después de la última vez que lo hizo, cuando era ministra de Educación.

Pese a que, de prosperar, su propuesta dinamitaría la disposición del Estatuto catalán para que el Estado invierta en Cataluña el equivalente del PIB de esta comunidad, la presidenta madrileña defendió su iniciativa en términos conciliadores: "No he venido a enfrentar a Madrid con Cataluña sino a defender la equidad, todo lo que conviene a Cataluña conviene a Madrid".

El debate se calentó cuando Gaspar Llamazares (IU) y Delia Blanco (PSOE) describieron la presencia de Aguirre ayer en el Congreso como un auténtico ejercicio de oposición interna a Rajoy. "Usted vigila a su propio partido", afirmó Llamazares. "Viene aquí a confrontar con el señor Rajoy modelos distintos en el PP", denunció Blanco. Durante la intervención de los grupos, la lideresa repartió su tiempo entre escuchar al orador y atender a las numerosas muestras de cariño de los diputados populares.

Los ataques del resto de grupos situaron aún más a Aguirre en el foco principal y acabó ejerciendo de facto como líder de la oposición, defendiendo sus principios liberales y acusando a los gobiernos socialistas de haber "destrozado la educación".