EL REENCUENTRO Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallardón son compañeros de partido, pero se detestan. Ellos no lo ocultan y su partido conoce las consecuencias: la última, la gravísima crisis que ha vivido el PP por la guerra desatada por el control de Caja Madrid. La presidenta regional considera al alcalde su enemigo y un traidor, exactamente lo mismo que piensa el regidor de ella. Aunque no lo digan en público. Por eso, el beso que ayer se dieron en un acto oficial --en el que también estaba el ministro de Fomento, José Blanco--, pudo ser recibido, por ambas partes, como un beso de Judas.