Esperanza Aguirre consiguió ayer tener todo el protagonismo en el acto de su toma de posesión como presidenta de la Comunidad de Madrid, pero por distintos motivos de los que se lo había propuesto. Impidió que tomara la palabra su predecesor y actual alcalde de la ciudad, Alberto Ruiz-Gallardón, también del PP. Así, dio trascendencia a un acto protocolario en el que fue arropada por siete ministros, la cúpula de su partido y altos cargos.

La nueva presidenta hizo trizas el protocolo del acto. Estaba previsto que, una vez que la presidenta electa prometiera el cargo, hiciera un discurso el antecesor y después Aguirre. Esta llamó la víspera a Gallardón para pedirle que no interviniera. El alcalde cedió pese a tener el discurso. Personas próximas a Gallardón interpretaron el gesto como un intento de acabar "de un plumazo" con la etapa del expresidente.