La presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, aprovechó un acto del Partido Popular para espetar que el PSOE tiene "un pasado violento" por el que no hace autocrítica. Y para intentar demostrarlo, sacó a colación la muerte del diputado José Calvo Sotelo, asesinado el 13 de julio de 1936 por un militante de las Juventudes Socialistas que era, además, guardaespaldas de Indalecio Prieto.

Aguirre apuntó, además, que en los despachos del PP no hay colgada ninguna foto "franquista, ni de la CEDA ni de Gil Robles", mientras que los socialistas, añadió, sí que adornan sus sedes con "imágenes de líderes de la República". La pasada semana, en TVE, la presidenta llegó a decir que el dictador Francisco Franco era "bastante socialista" y que el PSOE, y no el PP, había hecho gala de homofobia al negar la afiliación a homosexuales como el tío de la propia Aguirre, el poeta Jaime Gil de Biedma.

Hace unos meses, en plena refriega interna en el PP tras perder las generales, advirtió de que ella, a diferencia de otros dirigentes de su partido, no se "resignaba" a callar y a no dar la "batalla ideológica" frente a la izquierda. En aquel momento, admitió que discrepaba de aquellos populares que preferían esconderse en el eslogan Mirar hacia el futuro para eludir debates espinosos como la guerra civil. No hizo falta que diera detalles para que se entendiera la crítica a la estrategia de Mariano Rajoy. Tampoco ayer fue necesario que aclarase a quién volvía a referirse cuando, preguntada por la decisión del juez Garzón de inhibirse en el proceso a responsables de la contienda civil, respondió que rehuir ese debate es caer "en una trampa".