No le nombró. Esperanza Aguirre era consciente de que decenas de cámaras, micrófonos y grabadoras estaban preparadas ayer para inmortalizar el momento en que se refiriera al "derrotado", como se define a sí mismo el alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón, después de ser excluido de la lista de Madrid, tal y como deseaba la presidenta de la comunidad.

No le nombró, no, pero todos los presentes --que eran muchos-- en el primer acto de campaña de Manuel Pizarro entendieron, sin necesidad de explicaciones, a quién se refería ella realmente cuando lanzó la siguiente alabanza al expresidente de Endesa: "No es un divo, sino un trabajador incansable que llega a la política en su mejor momento profesional y personal. Nunca mejor que en este caso se puede decir que un fichaje viene a servir al partido y no a servirse del partido, porque lo ha sido todo en todos los campos en los que ha trabajado".

Pizarro, amigo de Aguirre, también hizo uso de la ambigüedad para lanzar mensajes encubiertos. "Aquel que se encoja y no se una a nosotros, se va a quedar atrás", enfatizó, después de subrayar que, como a su juicio hace la presidenta madrileña, hay que ganar las elecciones "cada día". "Solo se ganan las batallas que se dan", sentenció.

LA EXCEPCION DE BOTELLA No obstante, especificó que cuenta con el compromiso del alcalde de la capital para apoyarle en la campaña, pese a que Gallardón ha hecho público que está sopesando si continuar o no en la política. Por cierto que cuando se le preguntó a Pizarro si él abandonaría el PP en caso de perder en marzo, respondió que nunca da "pasos atrás". No cabe duda de que Pizarro entusiasmó a los populares presentes en el pintoresco salón, entre los que se encontraba el secretario general del partido, Angel Acebes, y buena parte de los consejeros de Madrid. El que no estaba era Ruiz-Gallardón, que está de viaje oficial en Moscú, ni ninguno de sus colaboradores en el Ayuntamiento. La excepción fue la esposa a José María Aznar, Ana Botella, la persona que podría sustituirle al frente del consistorio si decidiera abandonar la política antes de que expire su recién renovado mandato.

El auditorio recibió con fervor la presentación que sobre el nuevo fichaje del PP hizo Aguirre, que hizo un especial esfuerzo por destacar que el empresario aragonés, además de experto en economía, es un gran conocedor del mundo del derecho y los entresijos del Estado de las autonomías. Curioso. El día anterior, Rajoy había hecho el mismo esfuerzo. ¿Será que, en caso de victoria, Pizarro tiene reservadas otras tareas distintas a la economía para evitar posibles incompatibilidades? Por el momento, el líder de los conservadores dice que no ofrece ministerios antes de alcanzar el Gobierno y el afectado apunta que llega al PP a "suceder, en ningún caso a sustituir", a Rodrigo Rato, pero no precisó si como vicepresidente económico o como número dos por Madrid.

"EMPIEZA MAL" Mientras, en las filas socialistas, ayer hicieron de Pizarro el enemigo a batir. Aprovecharon que el nuevo número 2 de Rajoy, en su primer acto con militantes del PP, apeló a las víctimas del terrorismo para justificar su entrada en política. La reacción del Gobierno fue inmediata. La vicepresidenta, María Teresa Fernández de la Vega, calificó de "indecente" este uso partidista de las víctimas de ETA. La vicepresidenta, con una contundencia poco habitual, advirtió a Pizarro de que "empieza mal". Y se explayó en las críticas al expresidente de Endesa, cuyas "cartas credenciales", en opinión del Gobierno, son la defensa de los intereses privados y el aval de José María Aznar.

Aunque por la ley de incompatibilidades tendría complicado acceder a la cartera de Economía, la trayectoria de Pizarro como gestor le sitúa como el nuevo Rodrigo Rato del PP. En todo caso, el número dos de Rajoy se presentó proclamando que estaba dispuesto a sudar la camiseta y, será por eso o por la confianza que tiene en sí mismo, ayer se prestó a mantener tantos debates como surjan con representantes del PSOE. "Estoy acostumbrado", presumió. Claro, que antes lo hacía desde una empresa privada.

Pocas horas después, el ministro de Economía, Pedro Solbes, recogió el guante y aceptó celebrar un debate para convencer a su rival de que algunas de sus recetas económicas "tienen que ser matizadas". El ministro afirmó que Pizarro habla "como un buen padre de familia" cuando recomienda "ahorrar más y gastar menos". Pero la economía es más complicado, recordó Solbes. "No es la misma situación la de Pizarro que la del mileurista con una hipoteca", ironizó.