El empresario José María Aldaya, secuestrado por ETA durante 341 días en 1995, contó ayer en la Audiencia Nacional que "lloró mucho y se sintió humillado" durante su cautiverio. El empresario admitió que, casi 10 años después, padece graves problemas físicos, pero que se ha recuperado porque su terapia es el "trabajo". El industrial declaró en el juicio contra Gregorio Vicario Setién, uno de los supuestos autores del secuestro. M. B.