El exvicepresidente del Gobierno participó esta semana en Zaragoza en un acto de homenaje al senador socialista aragonés Carlos Piquer, fallecido hace diez años. Esta periodista aprovechó el acto para preguntarle sobre la actualidad política.

--Confirma, 25 años después, que a España no la conoce ni la madre que la parió?

--Lo confirmo yo y el mundo entero. España ha avanzado en 30 años lo que no había avanzado en 300.

--¿Y en el código genético? ¿No cree que seguimos teniendo demasiada mala leche?

--España es muy compleja psicológicamente, somos difíciles porque formamos un pueblo que ha sufrido muchísimo. En los dos últimos siglos ha sufrido guerras civiles, golpes militares, asonadas... es un país muy complicado, porque fue una gran potencia en el siglo XVI y en el XVII, por una gobernación absolutamente equivocada, empezó a caer y a hundirse en la ignorancia, la miseria y el aislamiento. Salir de ahí en 30 años ha sido una experiencia extraordinaria. Creo que las nuevas generaciones son de una nobleza muy superior a las anteriores.

--¿Cree que hoy se puede defender la República cuestionando la Monarquía?

--Esto hay que explicarlo con detenimiento. Monarquía o república es un accidente, lo importante es democracia y libertad. Si un régimen republicano no respeta la democracia, y los hay por el mundo, pues no me interesa; y si el régimen monárquico no respeta la democracia, tampoco me interesa. Cuando se creó, el PSOE era un partido accidentalista y lo que exigía a los gobernantes, ya fueran monárquicos o republicanos, es que respetaran la democracia y la libertad. ¿Qué ocurrió en España?, que Alfonso XIII y los partidos dinásticos hundieron la monarquía, y los otros no tuvieron más remedio que hacerse republicanos. Pero claro, entre el retrato que se puede hacer hoy del actual Rey de España y del de entonces es el negativo: Juan Carlos reina pero no gobierna, mientras que Alfonso XIII gobernaba más que reinaba. Por tanto, intentar socavar la estabilidad que vive este país tras 30 años de democracia es una irresponsabilidad, es jugar con fuego.

--¿Encuentra muchas diferencias entre el Gobierno de Felipe González y el de Zapatero?

--Muchas. Nosotros encontramos un país por hacer, y Zapatero ha encontrado un país bastante hecho, claro que con nuevos problemas y nuevas realidades. Nosotros encontramos una economía destrozada, un poder centralista, una democracia no consolidada, un aislamiento con Europa... nadie escuchaba a este país. El día antes de las elecciones de octubre del 82 habían preparado un golpe de estado. Las nuevas generaciones pueden plantear otros problemas, como puede ser un nuevo esquema en el Estado del bienestar. Nosotros no podíamos pensar en la ley de la dependencia, y hoy se puede hacer. Existe una cierta continuidad política, pero la realidad es muy diferente.

--¿Y entre la vicepresidenta De la Vega y el vicepresidente Guerra?

--Todas porque ella es una mujer y yo un hombre, pero en lo demás coincidimos prácticamente en todo. Nos llevamos perfectamente bien; es una mujer extraordinaria, con una capacidad de trabajo fantástica. En eso nos parecemos, ninguno hacemos ascos a ningún compromiso.

--Usted es presidente de la Comisión Constitucional. ¿Cómo llama a Carod-Rovira, José Luis o Josep Lluís?

--No me interesa, es un personaje que no me interesa.

--¿Cree que los empresarios y el capital vasco podrían ayudar a resolver el embrollo que ha organizado Ibarretxe?

--No es esa su misión, pero sí deberían comprometerse más con un sistema sensato y lógico. Cuando se debatía el Estatuto de Cataluña algunos empresarios catalanes me decían: ´bueno, usted parará todo esto, parará el Estatut´. Y yo les decía: ´¡pero si usted firmó a favor!, ¿cómo me pide que lo pare?´. Pues igual ocurre en el País Vasco, en privado dicen que qué locura el plan de Ibarretxe, y en público guardan las formas. Sí deberían comprometerse más, aunque su función no sea salvarnos de nada. Afortunadamente, ya pasó la época de los salvadores.

--¿Le pondría letra al himno nacional?

--Personalmente no, porque sería muy difícil que el conjunto de las fuerzas políticas aceptaran una letra. No soy muy partidario de los himnos, aunque algunos son bonitos.

--Los más bonitos hablan de muerte, de venganza y de sangre.

--Sí, generalmente las letras de los himnos están escritas en un contexto histórico que al cabo de los años no se entienden. Cuando se escucha detenidamente la letra de La Marsellesa , que es un himno musicalmente bellísimo, uno se sorprende. ¡Dice unas cosas...! Creo que los que lo cantan no saben lo que están cantando. Me están llegando muchísimas propuestas para el himno español, pero no veo posible que todo el mundo esté de acuerdo sobre una letra.

--¿Las lee?

--Sí claro, y le aseguro que es una especie de consulta psiquiátrica ver por dónde anda la gente. Hay letras increíbles que hablan del gazpacho, de la fiesta nacional, la tortilla de patatas... ¡Cómo estamos!

--¿Creía que la sentencia del 11-M serviría para descrispar un poco el ambiente político y social?

--No tenía ninguna confianza de que el PP cambiara. El PP está cometiendo un error grave. Vamos a decir que se equivocó el 11 de marzo del 2004 con su mentira de ETA. ¡Vale!, cometieron un error porque entendieron que les convenía. Pero que sigan igual después de tres años y medio dando la vara y arrastrando una mochila, resulta incomprensible. Parece que hoy el martes ha dicho Mariano Rajoy que no lo va a decir más. Bienvenido a este club, se ha convencido, pero no me fío mucho.

--¿Tiene usted intención de jubilarse?

--No, no, no, moriré con las botas puestas.