El secretario de Estado de Seguridad, Antonio Camacho, declaró ayer que no cree que los incidentes registrados el miércoles en las calles de San Sebastián supongan un repunte de la kale borroka (violencia callejera a cargo del entorno de ETA), ya que piensa que no respondieron a un plan previo organizado. Calificó los hechos como "una forma muy desagradable de divertirse", al coincidir con la Semana Grande de la ciudad.

El balance de los disturbios fue de 14 heridos, entre ellos un niño de seis años que sufrió quemaduras de segundo grado en manos y cara. Ninguna de las víctimas tuvo que ser ingresada. El secretario general adjunto del PP, Angel Acebes, replicó de inmediato a Camacho y le exigió una "rectificación" por considerar que "no se puede minusvalorar, porque eso no es ir en la dirección correcta". "Nos ha costado mucho tiempo precisar exactamente qué es el terrorismo", añadió el exministro del Interior y especificó que una de sus formas es el "terrorismo urbano".

Los incidentes se produjeron en el centro de la ciudad en la noche del miércoles, cuando un grupo de encapuchados comenzó a quemar contenedores, atacar sucursales bancarias y hacer pintadas amenazantes. Las dotaciones de los bomberos y la Ertzaintza que llegaron al lugar, atestado de paseantes, fueron atacadas con cócteles molotov y cohetes pirotécnicos, que hicieron impacto en el gentío. Entre el público se encontraban el alcalde socialista Odón Elorza y el concejal de su partido Alberto Rodríguez, que vieron de cerca cómo las llamas envolvían al pequeño de seis años. Pese a los momentos de pánico, los 14 heridos fueron dados de alta el mismo día.

La Junta de Portavoces del Ayuntamiento de San Sebastián acordó ayer por unanimidad condenar los hechos y solicitar a la Ertzaintza que actúe con más "firmeza" y "que extreme las medidas para garantizar la seguridad ciudadana".