El nuevo ministro de Defensa, José Antonio Alonso, acometió ayer una renovación parcial de la cúpula militar nombrada por su predecesor, José Bono. A propuesta de Alonso, el Consejo de Ministros acordó el cese del Jefe del Estado Mayor del Ejército (JEME), el general José Antonio García González, y el anunciado relevo del director de la Guardia Civil, Carlos Gómez Arruche, que dirigirá el Mando Aéreo. El Ejecutivo nombró a sus sustitutos: como jefe del Ejército, a Carlos Villar Turrau, hasta ahora director general de Armamento del Ministerio de Defensa; y como director del instituto armado, al socialista mallorquín Joan Mesquida.

La vicepresidenta, Teresa Fernández de la Vega, atribuyó la sustitución del general García González --que apenas llevaba año y medio en el cargo-- a la necesidad de buscar a una persona con experiencia internacional para impulsar la política europea de seguridad y defensa. Un terreno que el nuevo JEME conoce bien, pues ha lidiado con la pretensión francesa de reducir la presencia de España en la Agencia Europea del Armamento.

LA AMENAZA Aunque ayer la vicepresidenta lo negó por razones de elemental discreción, lo cierto es que el Ejecutivo perdió la confianza en el JEME el pasado enero, cuando se inhibió ante el caso Mena. Compañero de promoción de García González, José Mena, teniente general de Sevilla, aprovechó su discurso de la Pascua Militar para lanzar una contundente arenga contra el Estatuto catalán, llegando a amenazar con una intervención del Ejército si se aprobaba la reforma. El JEME no tomó ninguna iniciativa contra Mena, que fue arrestado y destituido por Bono.

Mena evidenció en la alocución que sus palabras tenían el visto bueno de García González, su inmediato superior: "Tengo la obligación de conocer los sentimientos, inquietudes y preocupaciones de mis subordinados y de transmitirlos a la máxima autoridad en el Ejército".

Empeñado en demostrar que las veleidades golpistas de Mena eran un caso aislado en el Ejército, Bono renunció a destituir al JEME para no amplificar la crisis. Y ello pese a que, poco después, García González reincidió cuando el capitán de la Legión Roberto González amenazó por escrito con presentarse con sus soldados en Madrid para denunciar "el desmembramiento de España". El JEME le aconsejó que continuara en el cargo, pero cinco días después el capitán González fue destituido por Bono.

Ayer, el ministro Alonso cumplió los trámites preceptivos para abordar la renovación de la cúpula militar: primero recibió al JEME saliente, después informó al rey Juan Carlos y a continuación presentó el cese al Consejo de Ministros, junto a la propuesta de nombramiento del teniente general Villar Turrau. Se da la circunstancia de que Villar accedió a la dirección de Armamento en el 2001, bajo el Gobierno del PP. De ahí que ayer el portavoz popular de Defensa, Fernando López-Amor, le prestara un críptico apoyo: "Quizá viene a poner tranquilidad en algunos ámbitos".

Alonso completará los cambios con el posible nombramiento del general Julio Rodríguez Fernández como director de Armamento, y el de Julián Sánchez en Infraestructuras.

DENUNCIA DE ARRUCHE El cesante Gómez Arruche, por su parte, no quiso abandonar en silencio la Guardia Civil. Ayer aseguró haber pactado su cese con Zapatero antes del cambio ministerial, atribuyó el relevo a las "mentiras" que se han contado sobre su persona y defendió su actuación en el caso Roquetas. Arruche anunció que en breve desvelará detalles sobre las razones de su destitución.