Si hay un hombre que encarna la definición de "políticamente correcto" ese es José Antonio Alonso. Al frente de los ministerios de Interior y Defensa, siempre ha medido mucho sus palabras, procurando mantener la compostura y no sacar los pies del tiesto. Si el amigo desde la infancia de José Luis Rodríguez Zapatero sigue fiel a su estilo, después de una legislatura cargada de crispación, la nueva voz de los socialistas puede llenar de moderación y mesura sus filas en el Congreso.

Alonso, que cumplirá el próximo viernes 48 años, nació en León, región en la que compartió juegos y pupitres con el presidente del Gobierno. Estudió Derecho y con 25 años ya era juez, profesión que ha ejercido en Cantabria, Pamplona, Gran Canaria y Madrid. Entre los años 1994 y 1998 fue portavoz de la asociación progresista Jueces para la Democracia y en el 2001 fue nombrado vocal del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ).

En el 2004 aceptó la oferta de Rodríguez Zapatero para encabezar las listas socialistas en León, aunque no se afilió al partido para no perder su condición de juez. Desde entonces se ha mostrado fiel al presidente al aceptar todas sus peticiones, pese a que le ha tocado lidiar con carteras difíciles.

Así, estuvo al frente de Interior hasta que ETA anunció la tregua y, aunque la excusa oficial fue que se iba para sustituir a José Bono en Defensa, se comentó que dejaba Interior porque ni él ni en el partido le veían ejerciendo de portavoz durante el proceso de negociación. Le sustituyó en la cartera Alfredo Pérez Rubalcaba, orador más hábil y más curtido en el arte de salir airoso de las situaciones más complicadas.

Alonso es un hombre afable, pese a su gran discreción. En el ambiente periodístico se dice que es difícil arrancarle una noticia. Respecto a sus aficiones, es tan amante del cine que ha seguido visitando las salas de proyección incluso siendo ministro. El Padrino es su película favorita y Angie , de los Rolling Stones, su canción preferida.

Además, el político es aficionado al fútbol y seguidor de la Cultural Leonesa, donde jugó de joven. El pasado verano dejó de fumar pero no ha podido abandonar su afición al chicle, que le tranquiliza en los momentos difíciles, a pesar de que no es del agrado de sus asesores de imagen.