El rápido flechazo postelectoral entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias que propició la creación del actual gobierno centra la nueva edición de la Exposición del Ninot de Valencia. Eso sí, pasado todo por el ojo satírico y burlón de las Fallas.

No sé si fiarme, piensa sonriente el dirigente de Unidas Podemos, luciendo un femenino traje de noche, mientras ambos parecen posar para uno de los pujantes programas de citas televisivas. Puede que tenga razones para no hacerlo porque lo que se cuestiona el socialista es si será o no su última pareja. De momento, el vicepresidente riega este particular jardín y el presidente se lleva las flores.

Los ninots del presidente y el vicepresidente, muy flamencos, ante su boda / MIGUEL LORENZO

Pero hay comisiones falleras que han ido más allá y ven la relación ya suficientemente consolidada como para pensar en una boda. Sánchez se pregunta cómo se la tomará la ministra Irene Montero, pareja de Iglesias, ese enlace mientras pasea al hombro a su flamante vicepresidente, vestido de lunares para la ocasión. En ambos casos, el reparto de géneros es, casualmente, el mismo.

No es la única visión de esta peculiar relación que busca ser el único ninot que no arda el próximo 19 de marzo. También hay quien ve a Iglesias como el genio que le ha salido a Sánchez de tanto frotar la lámpara. Eso sí, se trata de un Aladín republicano al que no parece fácil volver a meter dentro.

Ambos tiene también vida propia, Iglesias presumiendo de ser el elegido como pareja estable y un estilizado Sánchez cosiendo España. Más relajado aparece su antecesor en el cargo. La nueva vida de Mariano Rajoy le permite estar en taparrabos y comiendo frutas tropicales.

La Reina Letizia, aburrida en La Zarzuela como Alicia antes de ir al País de las Maravillas/ MIGUEL LORENZO

Siempre da juego la Familia Real y en este caso la Reina Letizia que aparece aburrida en su castillo como Alicia antes de entrar en el País de las Maravillas. Más divertidos parece Felipe VI metido en su papel de gato sonriente y la Reina Sofía en su papel de Reina Roja. No todo es sátira, también hay sentidos homenajes como el que se le hace a José Antonio Labordeta o a Camarón de la Isla.

EL PIN PARENTAL Y VOX

Algunas fallas han tenido cintura para incluir la última polémica en torno a VOX: el pin parental. Un joven fallero parece quejarse de esa solicitud de información previa y autorización expresa y enarbola el último número de una revista que ha tenido un gran éxito en las redes: Padres retrógrados.

No es la única referencia al partido ultra en la exposición. Santiago Abascal debuta como uno de los grandes personajes y lo hace saliendo de la tumba de la extrema derecha para horror de Mónica Oltra pero también retratado como un vidente que augura un futuro sin derechos LGTBI.

El ninot de Abascal, sacando saliendo de la tumba de la ultraderecha para horror de Mónica Oltra / MIGUEL LORENZO

Hay quien ha tratado de buscar los ingredientes de cada partido como si de una lata de paté se tratara y ha encontrado a un PSODEMOS ya como una sola formación que mezcla la profanación, con la igualdad, el ecologismo o el reparto de carteras. En la lista de ingredientes del PP hay un 0% de discos duros, un 34% de sobres y un 80% de privatizaciones. La de VOX la copa el orgullo español, que supone un 60% del producto frente al 0% del Orgullo Gay.

EL DE GRETA Y OTROS ENFADOS

El cambio climático se cuela como uno de los temas de moda en las Fallas y lo hace con Greta Thunberg muy enfadada. Como siempre. La activista sueca pide cambiar el mundo mientras camina sobre el Apocalipsis.

Menos preocupado aparece un hombre que presume de sus calcetines con la bandera de España mientras ahorcan al estado del bienestar. Es decir, mientras le ahorcan a él mismo.

No es la única defunción pues la misma Muerte aparece para llevarse a una (a otra) mujer, víctima del enésimo crimen machista. Ni una menos, reclaman.

La crisis catalana, que había sido la gran protagonista junto con Franco de la última exposición, cede el trono y apenas quedan de ella actores secundarios como un antidisturbios escondido tras una planta y con la política como escudo.