Superando los augurios más pesimistas, poco más de un 36% de los andaluces acudieron ayer a ratificar el nuevo Estatuto de autonomía, aunque quienes lo hicieron dieron su respaldo masivo al , que obtuvo más del 87% de los votos (unos dos millones de andaluces, de los seis que estaban llamados a las urnas). Ante estos resultados, las discrepancias ante la conveniencia y necesidad de la reforma no tardaron en aparecer. Mientras el PP se apresuraba a rentabilizar el desapego ciudadano, los promotores de la iniciativa, PSOE e IU, insistían en que el triunfo abrumador del entre los votantes legitima el Estatuto y no debilita políticamente a nadie.

Aunque quedaba descartada cualquier sorpresa sobre el éxito del no , los malos presentimientos tomaron cuerpo al conocerse los primeros datos de participación. A las 14 horas, apenas había votado un 19% de la población. La horquilla que los líderes manejaban a finales de semana --en torno al 50% de participación-- empezó a aflojar y se hablaba ya de una afluencia de votantes cercana al 45%, algo menos incluso al saberse que a las 18 horas la participación solo había subido nueve puntos.

Por provincias, las previsiones también se cumplieron y Cádiz --en plenos carnavales-- y Almería --donde en 1980 tampoco se alcanzó el mínimo requerido para acceder a la autonomía de primera-- fueron en las que menos gente votó, con un 30,88% y un 32,4%, respectivamente.

La Constitución Europea El resultado final, un 36,28%, rebaja incluso los datos del referendo de la Constitución europea, en teoría más lejana para los ciudadanos y que sin embargo obtuvo un 40,6% de participación. Destaca, además, el significativo porcentaje del no , un 9,5% auspiciado solo por el Partido Andalucista y magnificado por la abstención, que ayuda a dimensionar las posiciones militantes.

Los socialistas, principales perjudicados por la desmovilización, se apresuraron a relativizar la abstención al aludir a la tradicional baja participación en referendos y en magnificar el alto porcentaje relativo de síes . A la tesis se sumó el secretario general del PSOE-A y presidente de la Junta, Manuel Chaves, que repitió en una decena de ocasiones que el había sido abrumador, y la consulta "un éxito".

Chaves anunció que en los próximos días se reunirá con el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, para plantear el rápido desarrollo del Estatuto. Lejos de cualquier autocrítica por el planteamiento de la campaña, orientada casi en exclusiva a los militantes y con pocos actos abiertos, los socialistas mantuvieron la conveniencia de la reforma estatutaria, y achacaron el escaso interés en el plebiscito en el "exceso de confianza" en el triunfo del . No obstante, este resultado cuestiona la política de reformas autonómicas del PSOE ante su escasa capacidad de movilización.

El PP, pese a haber reclamado el sí, recuperó la tesis mantenida por Mariano Rajoy sobre el desapego ciudadano ante una reforma que "no era demandada por los andaluces".