El ministro de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Arias Cañete, ha reconocido que antes era "un derrochador de agua", hasta que el presidente del Gobierno le hizo "ministro encargado del agua en España", de modo que ahora incluso prefiere ducharse "con agua fría, antes de consumir medio litro más".

La frase ha provocado numerosos comentarios, muchos en tono de burla y ha hecho recordar sus declaraciones sobre que comía yogures que ya habían pasado la fecha.

Durante su participación en la presentación en España de la iniciativa de la Comisaría Europea de Acción por el Clima 'El Mundo que quieres con el clima que quieres', el ministro ha subrayado que su departamento ha cambiado "radicalmente" las políticas de cambio climático y de reducción de emisiones de CO2 "con mucho esfuerzo y con mucha ilusión".

Así, ha dicho que ahora se centran en el fomento de la reducción de emisiones fomentando proyectos nacionales frente a la política del Gobierno anterior que, "para cumplir con (el protocolo de) Kioto, se compraban derechos de emisión pagando cifras astronómicas". Y ha defendido que, pese a la moratoria de las primas a las renovables, España es uno de los países líderes de la Unión Europea en esta materia.

Sector sostenible

El ministro ha abogado porque el mercado energético y la participación en este de las energías renovables sea "ser sostenible" y ha opinado que "no se pueden dar primas indefinidamente para desarrollar un sector hasta que sea prohibitivo e insostenible para los ciudadanos". Por ello, cree que es mejor concienciar al consumidor en el ahorro energético, al tiempo que considera que las primas deberán ser las que los presupuestos públicos puedan pagar, en un contexto de restricciones presupuestarias".

"El Gobierno apuesta por las renovables", ha insistido y, concretamente, ha expresado su preferencia por la biomasa y la cogeneración, al tiempo que ha añadido que en España comienza a haber "muchos proyectos" de energías renovables que "ya no piden primas". Igualmente, ha alentado a realizar pequeñas acciones en el día a día con las que se puede reducir el consumo energético. Arias Cañete ha recordado, por ejemplo, que bajar un grado centígrado el termostato de la calefacción rebaja el consumo en un 7%.