Inés Arrimadas no se rindió y usó su debut en un cara a cara con Sánchez para animar al tamayazo y que diputados de la bancada socialista se salten la disciplina de partido para evitar que siga en Moncloa: "¿No hay un solo valiente que haga decaer la investidura?", lanzó la portavoz de Cs pretendiendo tambalear los números.

"Nadie le ha votado para cometer la infamia que piensa cometer mientras los 120 diputados socialistas callan y otorgan", continuó. Y criticó la falta de voces críticas en el PSOE bromeando con que sus siglas "pueden quedarse simplemente en PS, el partido sanchista".

Arrimadas agotó su tiempo en la tribuna con una retahíla de dardos al candidato por no despojar a Unidas Podemos de poderes en el Gobierno y por pactar con ERC concesiones a cambio de sus 13 abstenciones. "A partir de ahora los nacionalistas van a pasar por caja cada vez que quiera sacar una medida", espetó, y aseguró que Sánchez ha "vendido" España al "nacionalismo" para aposentarse en el Gobierno.

"Hoy podría haber sido un día histórico en sentido contrario, se podría haber hecho por primera vez en España un gran acuerdo constitucionalista", lamentó, aludiendo al portazo del PSOE y el PP de aceptar una vía que llevaba por nombre su apellido.

La portavoz naranja reprochó a los socialistas que no blinden a los jueces y que la Abogacía del Estado "se haya convertido en la Abogacía de Junqueras"."¿Vale la pena todo eso para mantenerse en la Moncloa?", cuestionó.

Sánchez no se amedrantó en la réplica. Pidió respeto para sus filas y hurgó en la debacle de Cs el 10-N: "Tal vez la razón de su fracaso está en el bloqueo y en su inutilidad", diagnosticó, y exprimió los pactos de los naranjas con la ultraderecha para terminar sosteniendo que "son el mismo libro: Vox, de tapa dura; el PP, de tapa blanda, y ustedes, una versión de bolsillo".