Xabier Arzalluz está dispuesto a reabrir la guerra interna en el seno del PNV. Su particular intepretación del batacazo electoral sufrido por su partido le llevó ayer a pedir "políticas duras y radicales", que sintonizan con el sector más soberanista del partido pero chocan con el tono ponderado de Iñigo Urkullu, que no quiere precipitarse en una nueva huida hacia delante.

CRECE LA PRESION El hecho es que la irrupción del retirado Arzalluz en la escena política con unas declaraciones incendiarias y justo la víspera de que hoy se reúna en Bilbao la asamblea nacional peneuvista, mete presión en una olla que lleva hirviendo toda la semana con dos visiones enfrentadas.

Joseba Egibar parte de la premisa de que el mensaje del PNV es bueno, aunque no se ha trasladado con la suficiente claridad, y refrenda la insistencia de Juan José Ibarretxe en mantener intacta su hoja de ruta hacia una consulta en octubre. Iñigo Urkullu intenta no desautorizar al lendakari, pero ayer mismo admitía la posibilidad de que el PNV no haya acertado al insistir en esquemas "tan ideologizados políticamente".

De momento, la división interna no ha estallado en el seno de la ejecutiva, que se constituyó en diciembre bajo el signo del consenso tras renunciar Josu Jon Imaz a la reelección. Sectores críticos con la propuesta del lendakari comentaban que o Urkullu consigue " frenar" a Ibarretxe o el PNV se "va al hoyo", en referencia a su desalojo del poder en las próximas autonómicas.

POSTURA CONTRARIA Sin embargo, Arzalluz proclamaba ayer justo la posición contraria. Dio por imposible el acuerdo entre Ibarretxe y Zapatero y defendió que, llegados a ese punto, el PNV dé un "salto cualitativo" que no precisó, pero que apunta hacia un enfrentamiento abierto con el Estado.

El máximo órgano del PNV, la asamblea nacional, celebra hoy su primer encuentro. Urkullu presentará el análisis de la dirección. Aun así, ayer avanzó que el origen del revés electoral puede estar en una lectura "errónea" de los resultados autonómicos del 2001, cuando la coalición PNV-EA arrasó y puso en marcha la vía soberanista.