Seis encapuchados atacaron en la madrugada de ayer con cócteles molotov la subdelegación del Gobierno en Vitoria. La policía localizó restos de ocho artefactos y botes de pintura que impactaron sobre una garita de la fachada del edificio, situado en el centro de la capital, aunque produjeron escasos daños materiales en el inmueble.

Este nuevo episodio de violencia callejera eleva a 12 los sabotajes llevados a cabo por radicales desde el pasado mes de julio. Aunque se trata de una cifra notablemente menor en relación a la de veranos anteriores, estos actos esporádicos de kale borroka constituyen, sin embargo, un elemento de tensión en el actual proceso de paz y, por otro lado, confirman la disposición de algunos sectores de la izquierda aberzale a mantener la violencia como mecanismo de presión para conseguir sus objetivos.

El delegado del Gobierno en Euskadi, Paulino Luesma, fue el primero en condenar el ataque. También el secretario general del PSE en Alava, Txarli Prieto, denunció los hechos y advirtió de que son "incompatibles" con una estrategia de paz.

EL PP RESPONDE Desde el PP vasco, Carmelo Barrio aseguró que el ataque responde a las "órdenes dadas por ETA", mientras que Mariano Rajoy aseguró que la banda terrorista "sigue viva" y pretende continuar actuando, aunque la tesis del Gobierno, subrayó, sea la contraria.

También desde Aralar, grupo escindido de Batasuna, y EA se denunció la "inadmisible" kale borroka . Por su parte, el líder de IU, Gaspar Llamazares, reclamó a la ilegalizada Batasuna que se "desmarque" de estos ataques.