Un coche-bomba cargado con alrededor de 80 kilos de explosivos, que no estalló al fallar su mecanismo de ignición, ha sido desactivado esta noche por un equipo Tedax de la Policía Nacional, informó el delegado del Gobierno en La Rioja, José Antonio Ulecia. El vehículo, un Ford Fiesta de color verde con placas dobladas de otro coche idéntico de Fuengirola (Málaga), estaba colocado junto a la delegación del Ministerio de Defensa de la capital riojana, situada en la calle Antonio Sagastuy, en pleno centro de la ciudad. El coche estaba aparcado junto a la puerta principal del edificio ministerial, de forma que la parte trasera del vehículo, donde estaba la carga explosiva, estaba dirigida contra la sede de la delegación de Defensa.

Los terroristas habían introducido el explosivo en dos grandes ollas que estaban ancladas al suelo del coche y junto a ellas habían colocado un bidón de gasolina de unos cinco litros con la intención de que provocara un incendio que borrara las posibles huellas, según el delegado del Gobierno. La delegación del Ministerio de Defensa en Logroño es un edificio de piedra y ladrillo que alberga las dependencias administrativas y que está abierto en horario de oficina, pero en el que no vive nadie de noche, según José Antonio Ulecia.

Los trabajos de desactivación del coche-bomba se prolongaron durante cerca de ocho horas, desde las 23,30 en que se descubrió el automóvil hasta las 07,30 horas, cuando se inutilizó la bomba. Sobre las 23,00 horas, una llamada advirtió al diario "Gara" de San Sebastián de la colocación de una bomba en la capital riojana, cuya Policía Local acordonó una amplia zona en torno a la delegación de Defensa.

Sobre las 23,30 estalló un pequeño artefacto en un Ford Fiesta situado junto a la sede de la delegación de Defensa, artefacto que resultó ser el mecanismo de ignición del coche-bomba, que no llegó a explosionar por algún fallo en el sistema. Una vez acordonada la zona por la Policía Local se trasladó al lugar de los hechos un equipo Tedax de desactivación de explosivos llegado de Pamplona, y más tarde un segundo equipo trasladado desde Bilbao.

Al lugar del atentado llegaron varias ambulancias, vehículos de bomberos, Policía Nacional y Local y Guardia Civil, que mantuvieron un rígido cordón de seguridad en torno al lugar del atentado. El alcalde de Logroño, el socialista Tomás Santos, que estuvo durante toda la noche en el lugar del atentado, tranquilizó a la población en la seguridad de que las Fuerzas de Seguridad del Estado acabarían desactivando el coche-bomba, como finalmente hicieron. Santos convocó a la ciudadanía a una concentración de protesta a las 11,00 horas de hoy en la plaza del Ayuntamiento de Logroño y anunció la difusión de un comunicado de repulsa de la violencia terrorista.

En el lugar del atentado estuvo también el consejero de Administraciones Públicas del Gobierno de La Rioja, Conrado Escobar, además de otras autoridades gubernamentales y municipales. La Policía finalizó la desactivación sobre las 07,30 horas y levantó el cordón de seguridad, de forma que pudo verse el coche-bomba con el portón trasero reventado. Junto al vehículo estaban dispuestas varias bolsas de plástico azul que contenían los 80 kilos de explosivo.

El delegado del Gobierno en La Rioja, José Antonio Ulecia, elogió la pericia de las fuerzas de seguridad y les agradeció su trabajo en la desactivación de una bomba que de haber estallado hubiera causados enormes daños.

El 10 de junio de 2000 ETA hizo estallar un coche-bomba, cargado con entre 25 y 40 kilos de dinamita, en la Gran Vía de la capital, junto a uno de sus edificios emblemáticos, que causó gravísimos daños en una amplia zona de la ciudad y obligó a desalojar a una veintena de familias, aunque no hubo desgracias personales.