Del Alakrana al Txori Gorri. A pocas horas de que los 36 tripulantes de la nave retenida 47 días y liberada el martes lleguen a puerto seguro, el nombre de otro atunero vasco que faena en el océano Indico ganó ayer protagonismo. Al final, solo fue un susto, pero según relataron los propios pescadores, escaparon por poco de un nuevo intento de secuestro de los piratas somalís.

Todo empezó hacia las ocho y media de la mañana, hora española, cuando el barco navegaba en aguas de las Seychelles, al oeste de las islas Almirante y a unas 200 millas de las costas de Somalia. Uno de los vigías del buque, protegido por el nuevo dispositivo de agentes de seguridad con armas militares, detectó con los prismáticos un objeto situado a varias millas que identificó como un presunto barco nodriza de los corsarios, del que fueron arriados dos esquifes como los que usan los corsarios para los abordajes.

El Txori Gorri cambió de rumbo e hizo una maniobra de disuasión para alejarse, a la que una de las barcas de los supuestos bucaneros respondió saliendo en su búsqueda e iniciando una persecución que se prolongó durante unos 30 minutos. Al constatar que iban a necesitar más de una hora para alcanzar al atunero, lo que les hubiera alejado excesivamente de sus compañeros del buque principal, los tripulantes de la pequeña embarcación desistieron en su empeño. "Nos venían ganando un poco de terreno, pero han abandonado a seis millas del barco unos 12 kilómetros", explicó uno de los responsables del atunero.

Los cuatro vigilantes del barco español pusieron en marcha el protocolo de actuación ante un posible secuestro, pero ni fue necesario disparar a los asaltantes, ni se produjo enfrentamiento alguno. Salvo el patrón y el capitán, los 28 miembros de la tripulación se refugiaron durante unos minutos en el interior de la nave como medida de seguridad, antes de salir y volver a la pesca.

La persecución frustrada ayer se produjo solo un día después de que el capitán de un carguero con bandera de las Islas Vírgenes, capturado el lunes cerca de las Seychelles, falleciera por heridas de bala tras enfrentarse a un grupo de corsarios con base en la localidad de Harardhere, la misma a la que pertenece el clan que asaltó el Alakrana. Ello evidencia el aumento de la peligrosidad de la zona, aunque en el caso de los buques que navegan bajo pabellón español se ha añadido un nuevo factor de riesgo.

TECNOLOGIA SOFISTICADA El gran impacto político y mediático de la crisis del atunero vasco ha llegado a tierras somalís, lo que ha revalorizado la captura de embarcaciones que navegan con esa bandera. Los sofisticados medios tecnológicos con los que trabajan los piratas les ha permitido seguir al día la polémica interna en España, inédita en intensidad si se compara con el desarrollo de los secuestros que han afectado a otros países, entre ellos Francia o Alemania.

La constatación de esa debilidad del país de origen del barco de cara a negociar el rescate ha hecho que los atuneros vascos sean más atractivos como botín. El Gobierno confía, de momento, en el refuerzo de la seguridad de las embarcaciones gracias a personal privado de seguridad con armas de hasta 20 milímetros de calibre (lo que incluye ametralladoras de tipo medio y fusiles de asalto). A medio plazo el objetivo es impulsar desde la presidencia española de la UE en el primer semestre del 2010 una respuesta internacional conjunta al problema.