"La democracia es hoy algo más democracia". De esta manera saludó ayer Juan María Atutxa la sentencia del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco que le absuelve, junto a Gorka Knörr (EA) y Kontxi Bilbao (EB), del delito de desobediencia al Supremo por no disolver al grupo de Batasuna.

El expresidente del Parlamento vasco reconoció que el final de los "treinta meses de calvario" vividos por él y sus dos compañeros en la Mesa de la Cámara en el banquillo, han confirmado que un tribunal no puede "adentrarse" en la vida del poder legislativo. Afirmó que, simplemente, se empeñaron en defender la "autonomía" de la institución.

RESPETO Y COLABORACION "No hemos buscado la impunidad", dijo en una comparecencia en la sede del PNV en Bilbao, rodeado de cargos del partido que le aplaudieron y abrazaron. Atutxa afirmó que siempre ha "respetado" y "colaborado" con la justicia, pero avisó de que eso es una cosa "y otra pasar por el aro de la vejación y el atropello" que quería el Supremo.

Argumentó que la querella que se presentó contra los tres miembros de la mesa fue "un montaje" y que detrás de él hubo un "impulso político" del PP. En un tono especialmente duro, subrayó también que "nunca" olvidará la actitud del secretario general del PP vasco, Carmelo Barrio, que declaró en su contra, y del entonces portavoz de los socialistas, Rodolfo Ares. "El tiempo pone a cada uno en su sitio, incluso a los miserables", sentenció. Los socialistas vascos, en un comunicado, señalaron que no pedirán "perdón" a Atutxa "por defender el Estado de Derecho".

El presidente del PNV, Josu Jon Imaz, celebró que se haya reconocido la "soberanía" parlamentaria y la separación de poderes. "Montesquieu sigue vivo", sentenció.