Las piezas sobre el tablero de negociación parecen inmóviles desde hace semanas, pero el viento de la investidura que empieza a soplar prefigura movimientos que podrían despejar el camino a Pedro Sánchez. Los grupos minoritarios que apoyaron la moción de censura y que ahora está predispuestos a avalarle de nuevo como presidente, mediante su apoyo o abstención, sitúan a Pablo Iglesias en una posición incómoda. El plácet de PNV, ERC, Bildu y Compromís resta fuerza a Unidas Podemos: si los morados consuman un portazo al candidato socialista, corren el riesgo de quedar alineados con PP y Cs.

Aunque la tercera ronda de negociaciones oficial arrancará la semana próxima, el Gobierno ya ha contactado en las últimas horas con peneuvistas y nacionalistas valencianos para encarrilar un pacto en julio. La Moncloa destila cierto optimismo y defiende que hay mimbres para un acuerdo también con Iglesias, aunque el líder morado alega que sigue dispuesto a tumbar la investidura ahora si no obtiene ministerios. Pero sobre el papel, Sánchez sigue manteniendo abiertas todas las puertas, pidiendo tanto el apoyo de Podemos como la abstención del PP y Cs, algo muy improbable, pero que convertiría en prescindible el voto a favor de los morados.

UNA VOTACIÓN AUTÓNOMA

Los grupos minoritarios defienden, desde la prudencia, que la posición de Iglesias no les condiciona ni arrastrará el sentido de su voto. En otras ocasiones, como en el primer intento de aprobar la senda de déficit, a finales de julio del pasado año, el plantón de Unidas Podemos desencadenó el 'no' del resto, porque el rechazo de los morados a apoyar al Gobierno hacía fracasar la iniciativa. Ahora, en cambio, la decisión de los grupos minoritarios será autónoma y ninguno de ellos quiere prolongar un escenario de incertidumbre que pueda desembocar en una repetición electoral el 10 de noviembre.

El PNV (6 diputados) se ha mostrado dispuesto a votar a favor de Sánchez. ERC (15) y Bildu (4) ya han planteado su probable abstención. Aunque en el seno del partido republicano hay divergencias por la fecha en la que oficializar la posición, han asumido no bloquear la investidura y así se lo han trasladado al PSOE. Los socialistas no negocian con los independentistas vascos, pero estos han acordado unidad de acción con ERC y también piensan abstenerse. Compromís (1) votará a favor si el Gobierno le asegura que reformará la financiación autonómica, algo a lo que Sánchez ya se ha comprometido. "Apoyaremos a Sánchez si existe ese compromiso, haga lo que haga Iglesias", explica Joan Baldoví. Finalmente, el Partido Regionalista de Cantabria (PRC, 1 escaño) también ha confirmado su respaldo.

Con todas las piezas de los grupos minoritarios orbitando alrededor de Sánchez, el pulso de Iglesias tiene menos fuerza, máxime en el escenario que dibujan las encuestas. El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), hecho público este miércoles, augura un aumento del voto al PSOE en detrimento de Podemos. Aún así, el líder morado se mantiene en sus trece. En una carta en 'La Vanguardia', se muestra dispuesto a dejar caer a Sánchez en la investidura de julio si no le concede ministerios y se abre a reconsiderar su posición en septiembre, cuando confía en doblar el brazo a un candidato debilitado tras una investidura fallida. El Gobierno rechaza esa negociación en dos tiempos. "Queremos que este mes de julio haya Gobierno. Hay bases para ponernos de acuerdo y que haya un voto favorable de Unidas Podemos", respondió el PSOE. Aún quedan tres semanas para el debate de investidura y los socialistas esperan movimientos.