Los restos mortales del expresidente del Gobierno Adolfo Suárez ya reposan junto a los de su esposa, Amparo Illana, en la catedral del Salvador de Ávila. El féretro ha llegado a las 13.40 horas a la catedral procedente de la escuela de policía de la ciudad castellanoleonesa. Un piquete de honor del cuerpo de seguridad municipal lo ha trasladado a la catedral, donde numerosos ciudadanos, a pesar del frío y el viento, esperaban el momento para dar su último adiós al considerado piloto de la transición.

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El cortejo fúnebre ha salido de Madrid en torno a las 12.00 horas. Tras el coche con los restos mortales del expresidente iba el vehículo con los familiares y cinco coches coronarios. El último trasladaba las coronas de los Reyes, los Príncipes y el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el del Congreso, Jesús Posada. Estas son las únicas que permanecerán en la catedral de Ávila.

A la llegada del cortejo a la catedral, Rajoy ha sido recibido con aplausos y abucheos, una actitud que ha contrastado con la ovación y el calor que los abulenses han dedicado hacia el expresidente y su familia. "Viva Suárez", han gritado algunos de los cientos de personas congregadas a las puertas del templo.

El hijo mayor del primer presidente de la democracia, Adolfo Suárez Illana, se ha fundido en un abrazo con Rajoy. Junto al presidente del Gobierno estaba el de la Junta de Castilla y León, Juan Vicente Herrera, y el alcalde de la ciudad, Miguel Ángel García Nieto.

Con los acordes del himno nacional interpretado por la Banda de Música de Ávila y mientras doblaban las campanas, los agentes de la policía municipal han introducido el féretro en la catedral. Los abulenses han vuelto a romper en aplausos y han lanzado gritos de "¡Bravo! ¡Bravo!".

En el interior del templo, lo ha recibido el obispo de Ávila, Jesús García Burillo, junto con el cabildo catedralicio y, tras una breve oración, la comitiva ha cruzado la nave central de la catedral hasta el altar mayor. El féretro se ha depositado en un catafalco y, al lado, el Collar del Toisón de Oro y el de la Real Orden de Carlos III otorgados a Suárez. A la derecha se han situado los familiares y, a la izquierda, las autoridades.

Obispo amigo y confesor

Junto a García Burillo, han participado también en el funeral el obispo de Segovia, Ángel Rubio; el arzobispo de Valladolid y presidente de la Conferencia Episcopal, Ricardo Blázquez, oriundo de la ciudad, y el cardenal Antonio Cañizares, que fue obispo de Ávila y era amigo y confesor de Suárez.

En la homilía central, García Burillo ha destacado la labor de Suárez durante la Transición, etapa en la que trabajó "sin cesar por el entendimiento", con "serenidad, respeto y "cortesía". "Inauguró un estilo", ha manifestado el obispo, quien también ha recordado que el expresidente "experimentó el abandono de alguno de sus colaboradores, así como la ingratitud como respuesta a su entrega".

Una vez finalizada la ceremonia eclesiástica, Suárez ha sido enterrado en el claustro de la catedral junto a su esposa, cumpliendo el deseo del expresidente del Gobierno, ante la única presencia de sus familiares. Nacido hace 81 años en el municipio abulense de Cebreros, Suárez dejó escrito en dos cartas, dirigidas al Cabildo de la Catedral y al entonces obispo abulense, su deseo de ser enterrado en el templo. El obispo aprobó la petición, que fue refrendada por el cabildo mediante votación.

El próximo lunes, 31 de marzo, tendrá lugar el funeral de Estado.