José María Aznar no descarta que su mujer pueda optar a la presidencia del Gobierno. Y, si Ana Botella se decide, él promete que la ayudará en todo lo que esté en su mano. "¿Por qué no? Lo haría muy bien", respondió ayer cuando se le preguntó si ve a su mujer de presidenta del Gobierno. Entre sus méritos, citó el de que "tiene ganas, vocación y vale para esto".

Consciente de la repercusión que iban a tener sus palabras, Aznar simuló haberse arrepentido de mostrarse tan franco y nada más hablar de su mujer como posible candidata dijo: "Ya me he metido en un lío, ¿no?". Durante la entrevista, concedida al programa de Ana Rosa Quintana en Tele 5, Aznar dejó claro que considera a su mujer más que capacitada para pasar de concejala de Asuntos Sociales a candidata a la Moncloa en unas elecciones generales, aunque precisó que no lo estaba proponiendo. "Ana es la política de mi casa y, si puedo, yo la ayudaré en todo lo que ella me pida".

SACRIFICIO Aznar insistió en que no echa de menos el poder y negó que tenga intención de volver a la primera línea de la política "tal y como está ahora". Aun así, dijo estar dispuesto a sacrificarse: "Estoy al servicio de mi partido y haré lo que este me pida aunque espero que no me lo pida nunca".

Preguntado sobre el papel de eterna sombra que se cierne sobre el futuro de Mariano Rajoy, Aznar optó por elogiar al actual responsable del PP: "Es un gran tipo y deseo fervientemente que sea presidente. Lo hará muy bien cuando lo sea, sabe lo que tiene que hacer". Sin embargo, el anterior jefe del Ejecutivo aseguró que no telefonea a Rajoy para darle consejos. "Yo ya le dije que si quería algo, que me llamara". Después de reconocer que habla más cuando viaja por el extranjero que cuando permanece en España porque todo aquello que dice mientras está aquí "se convierte en un problema", el presidente de la FAES se definió a sí mismo como una persona "encantadora y últimamente hasta simpática", habló de sus hijos y de sus nietos, de la melena que luce ahora "como cuando era joven" y hasta de algunos de sus secretos para mantenerse en forma, que pasan por no comer dulces ni pan.

VIDA COTIDIANA Así, contó que corre cada día de ocho a diez kilómetros, dedica una hora al gimnasio y dos a mejorar su inglés. Y disfruta de ir a comprar sin que a las dependientas "les dé un pasmo". En el plano profesional, se dedica a sus clases universitarias en Georgetown. Y el avión es su "segunda casa".