El expresidente José María Aznar se mostró rotundo ayer en cuanto a su diagnóstico sobre el fin de ETA: "No hay ninguna razón para apartarse" de la "única política antiterrorista" válida, para enfatizar que "no existen atajos". En respuesta a los indicios de tregua y negociación entre el Gobierno y la banda, advirtió de que "habrá quien pretenda volver al laberinto señalando rutas más fáciles o caminos más cortos a cambio de volver atrás en la senda recorrida".

Aznar pronunció estas palabras en San Sebastián durante el homenaje a Gregorio Ordóñez, dirigente del PP asesinado hace 10 años, y en el que también tomaron la palabra su viuda, Ana Iribar; la presidenta del PP vasco, María San Gil; el eurodiputado Jaime Mayor Oreja, el filósofo Fernando Savater, y familiares de víctimas de ETA.

LOS BARROTES DE LAS CELDAS El presidente de honor del PP conminó a los socialistas a perseverar en la "única política" que conduce a la "derrota" de los terroristas y que fue aplicada durante su mandato "con el acuerdo y con rigor". Añadió también, entre fuertes aplausos del público que abarrotaba el auditorio Kursaal, que "ni los terroristas, ni sus cómplices, ni sus colaboradores, pueden tener ninguna retribución, nunca, ni por matar, ni por dejar de matar". Citó a Ordóñez para proclamar que "no puede negociarse nada con los asesinos, ni ceder ni un milímetro ante ellos".

San Gil, que fue discípula del homenajeado citó una de sus frases más recordadas: "De lo único que hay que hablar con los terroristas es del color de los barrotes de sus celdas". En su primer discurso sobre el País Vasco desde la aprobación del plan Ibarretxe, Aznar denunció la "estrategia inhumana de terror y exclusión" del nacionalismo vasco, primero con el pacto de Lizarra, y, ahora, con el plan.