El presidente del Gobierno, José María Aznar, no pudo reprimir las lágrimas ante los militantes guipuzcoanos con los que se reunió ayer en un hotel donostiarra, el mismo día en que había anunciado la fecha electoral que implica su retirada. Aznar, que fue con su esposa, Ana Botella, y la presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, presidió una cena a la que asistieron 200 afiliados, así como María San Gil, Carlos Iturgaiz y Jaime Mayor Oreja.

El presidente se emocionó al afirmar que "de muchos sitios me puedo despedir, pero de aquí no", y prometió mantener su compromiso con los militantes vascos "allá donde esté". "Gracias por defender la libertad y la convivencia frente al chantaje del terror", les dijo.