En un gesto que ha provocado un fuerte malestar en el Gobierno, José María Aznar aceptó ayer una invitación del presidente del Frente Polisario, Mohamed Abdelaziz, para visitar próximamente los campos de refugiados en Tinduf, situados en suelo argelino. El anterior jefe del Ejecutivo recibió durante hora y media a Abdelaziz en la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES), entidad que preside. Al término del encuentro, el responsable de relaciones internacionales del Partido Popular (PP), Jorge Moragas, hablando en nombre del propio Aznar, acusó al presidente del Ejecutivo, José Luis Rodríguez Zapatero, de haberse alineado con Marruecos y de haber "traicionado" a los saharauis.

Moragas recriminó a Zapatero haber "roto" el consenso político que en torno a la excolonia española ha existido desde la transición. Por su parte, Abdelaziz calificó de "brutal" y "explosiva" la situación en el Sáhara y reclamó a Madrid que "cumpla con su responsabilidad" con la legalidad internacional.

El Gobierno y el PSOE consideraron "inadmisible" y "desleal" que un expresidente del Gobierno desarrolle una "diplomacia paralela" en un asunto tan sensible para los intereses españoles. Trinidad Jiménez, responsable del PSOE de relaciones internacionales, apeló al "sentido de responsabilidad" de Mariano Rajoy para que ponga freno a ese tipo de iniciativas.

"PARADOJICO" Para Jiménez, resulta "paradójico" que Aznar muestre ahora interés por la causa saharaui, teniendo en cuenta que durante sus ocho años en la Moncloa nunca encontró hueco en su agenda para reunirse con Abdelaziz. La dirigente socialista contrastó esa actitud con la de Zapatero, que el 26 de noviembre se reunió con el líder polisario y le trasladó su deseo de "mantener un permanente contacto".

Abdelaziz se reunió también con el ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Angel Moratinos, quien, según fuentes diplomáticas, le trasladó el "pleno apoyo" del Gobierno al principio de autodeterminación del pueblo saharaui dentro de la legalidad internacional. Moratinos subrayó que el "único cambio" sobre el Sáhara es "la firme determinación de no seguir cerrando los ojos" al conflicto.

IRRUPCION Mientras, Hmad Hamad, conocido activista saharaui de los derechos humanos, fue detenido ayer por la policía marroquí en la Casa de España de El Aaiún, donde se había refugiado horas antes. Miembros de varios cuerpos policiales cercaron el edificio y una docena de agentes de paisano irrumpieron en él y se llevaron al militante sin que la depositaria de los bienes del Estado en el Sáhara, Amparo Lastagaray, pudiera impedirlo.

Lastagaray, funcionaria de Exteriores que ostenta la única representación oficial española en la zona, se mantenía en contacto con la embajada en Rabat, que negociaba una solución con las autoridades marroquís cuando intervino la policía.

Por su condición de territorio en disputa, en el Sáhara Occidental no hay representación diplomática de ningún país. Por ese motivo, Hamad buscó protección en la Casa de España, un edificio hoy prácticamente en desuso pero que es propiedad del Estado español y es lo más parecido a un consulado que hay en El Aaiún.

Hamad perseguía llamar la atención internacional sobre la situación en el Sáhara Occidental. Entre otras peticiones, reclamaba la liberación de los presos políticos saharauis.