Fiel a sí mismo, José María Aznar convocó ayer las elecciones generales del 14 de marzo con una seria advertencia sobre el futuro de España como "nación". El presidente instó al electorado a preservar en las urnas la "unidad" de la España constitucional, e hizo votos por una victoria del popular Mariano Rajoy con el argumento de que el PSOE pone "en grave riesgo" la estabilidad institucional que ha permitido el progreso del país.

BALANCE SIN AUTOCRITICA Tras reunir al Consejo de Ministros, ayer Aznar despachó con el Rey para que estampara su firma en el decreto de disolución de las Cortes y convocatoria electoral. Apenas una hora después, el presidente comparecía en la Moncloa para hacer balance de sus casi ocho años en el Ejecutivo. Un balance exento de cualquier autocrítica y que se resume en una sola frase: "Me voy con la conciencia tranquila".

Aparte de pedir a los partidos políticos "limpieza y honestidad" en la inminente campaña electoral, Aznar recordó que en estas generales se ejercerá "la única soberanía reconocida: la nacional", y también apeló a la "madurez, sensatez e inteligencia" de los electores porque, alertó, se trata de unos comicios "trascendentales para España".

"Tenemos los 25 mejores años de nuestra historia nacional, y no hay ninguna razón para poner el entramado institucional de España patas arriba", enfatizó, para agregar que "quien se dedique a eso" --en alusión a la propuesta de reforma constitucional y estatutaria formulada por el PSOE-- pondrá en "grave riesgo" la estabilidad del país.

"Si alguien piensa que el empleo, la prosperidad económica o el crédito internacional de España continuará si se ponen en cuestión los fundamentos que han basado la convivencia entre españoles acordados en 1978, se equivoca muy gravemente", remachó. No contento con ello, Aznar subrayó que "jugar" con la estabilidad entrañaría "un riesgo y una aventura muy seria", por lo que confió en que "haya una mayoría moderada que siga apostando" por la vigencia de la Constitución y los estatutos. Una mayoría encabezada por Rajoy, a quien deseó "todo el éxito".

Por contraposición, Aznar reprochó al PSOE que "renuncie a ser un partido nacional", y replicó a su líder, José Luis Rodríguez Zapatero, que carece de credibilidad para prometer que sólo buscará alianzas de Gobierno si su lista no es la más votada.

SIMPLES "PROCLAMAS" Para Aznar, tales compromisos son simples "proclamas" que no se compadecen con la realidad, pues el PSOE ha gobernado en Baleares, Cantabria y muchos municipios pese a haber perdido las elecciones. Incluso desafió al secretario general del PSOE a desvelar qué "coaliciones y programas ocultos" sacará a la luz tras las elecciones legislativas.

El presidente perseveró en sus ataques al PSOE a cuenta de su modelo territorial y de sus vaivenes programáticos: "Si no se tiene una idea de España, o se tiene una por la mañana y otra por la tarde, por la mañana simétrica y por la tarde asimétrica, es muy difícil que a uno le crean. Si se cambia de programa económico, es muy difícil que a uno le crean. Y si se intenta agradar a todo el mundo, se acaba generando la desconfianza de todo el mundo".

MUESTRA DE "MADUREZ" El margen de las consignas electoralistas, Aznar presumió de cumplir de nuevo su promesa de agotar la legislatura como muestra de "madurez" y "respeto a las instituciones". Agradeció el trabajo desarrollado por los parlamentarios y el apoyo de sus socios --a los que no citó.

Aunque precisó que no tenía el propósito de "girar la cabeza y mirar hacia atrás", proclamó que se retira de la política "con la conciencia tranquila", "serenamente orgulloso" y convencido de haber cumplido sus promesas electorales: "Tengo el orgullo de haber servido a España y la satisfacción de dejar al país en una situación mejor".

Poco aclaró respecto a su futuro. Sólo puntualizó que no tiene aspiración alguna de optar a responsabilidades políticas en la UE --"jamás la he tenido"-- y que su único propósito cara al futuro es "no molestar".