José María Aznar defendió ayer ante el Congreso de Estados Unidos la guerra de Irak, con el argumento de que en ese país y en Afganistán se está librando la "fase más importante en la lucha contra el terrorismo".

El presidente obvió la polémica suscitada en EEUU, Reino Unido y España por el supuesto falseamiento de pruebas sobre los arsenales de destrucción masiva de Sadam Husein, y reclamó ante los legisladores estadounidenses no "equivocar el verdadero debate", que es, dijo, el terrorismo y su "posible utilización" de armas de destrucción masiva.

COMPROMISO RENOVADO Aznar aprovechó la ocasión histórica de dirigirse a las dos cámaras del Congreso de EEUU para renovar, "solemnemente", su compromiso con EEUU en la defensa de los valores comunes tras los atentados del 11 de septiembre del 2001. Un compromiso, dijo, que ha sido tan "inquebrantable" como el que ha mantenido EEUU "en defensa de la democracia y la libertad", omitiendo el respaldo que Washington dio a la dictadura franquista.

El presidente se presentó como el abogado más leal de la alianza transatlántica en Europa. Afirmó que desea una UE "fuerte", pero avisó, en claro mensaje a Francia y Alemania, de que ello "no significa trabajar como un contrapoder a EEUU".

ESCASO PUBLICO Apenas una cincuentena de representantes y senadores --en su inmensa mayoría republicanos--, de un total de 535, asistieron a la intervención del aliado español en el hemiciclo de la Cámara de Representantes. El resto del aforo se llenó con miembros e invitados de la delegación española, becarios del Congreso o funcionarios medios de las cámaras. Esa escasa representatividad fue compensada por George Bush, que envió al secretario de Estado, Colin Powell, y otros tres integrantes de su Gabinete para que arropasen al presidente español.

La intervención de Aznar, que despertó escaso interés en los medios de comunicación estadounidenses, estuvo muy lejos de tener el eco de la del otro aliado de las Azores, Tony Blair. Cuando éste pronunció su discurso, el 17 de julio pasado, ya había polémica sobre la supuesta inexistencia de armas de destrucción masiva en Irak.

LUCHA ANTITERRORISTA El presidente dedicó sólo cuatro párrafos a la guerra de Irak, cuyo nombre sólo citó dos veces. Lo hizo para inscribir la invasión en el marco de la lucha antiterrorista y para asegurar que su Gobierno "sigue comprometido" en la reconstrucción del país árabe. Y agregó que la lucha contra la proliferación de armas de destrucción masiva es "otro elemento común" en la búsqueda por un mundo más estable y seguro.

A partir de esas premisas, concluyó de modo genérico que "la amenaza que supone para la seguridad de todos" la proliferación de armas de destrucción masiva es "real".

DERROTADOS Las referencias al terrorismo dominaron la intervención de Aznar, que al acabar fue felicitado por Bush. A diferencia de Blair, que en su día habló de la pobreza como factor de inestabilidad social, el líder español obvió por completo este asunto. Dijo que el terrorismo "arruina las causas que proclama defender" y añadió que los violentos "deben saber que su único, seguro e inevitable final es ser derrotados". "Como en otros momentos de la historia, la libertad triunfará sobre la barbarie", sentenció. El presidente agradeció a Bush su "solidaridad" con España en la lucha contra ETA, que se ha traducido en "cooperación activa".