El ataque frontal y premeditado que José María Aznar dedicó el lunes a Mariano Rajoy tuvo tres efectos inmediatos: la convulsión del PP, la dedicación de la prensa a tan mediático divorcio y la recuperación de la memoria por parte de algunos destacados dirigentes del partido que, cosas de la actualidad, ayer confesaban 'sotto voce' que en la primavera del 2012 --o sea, cuando Rajoy apenas llevaba cinco meses en el poder-- habían mantenido una conversación privada con Aznar.

En esa conversación, el expresidente ya mostró un "profundo cabreo" con el actual líder de los populares, quien, por entonces, aún estaba digiriendo el no haber logrado hacerse con el Gobierno de Andalucía, pese al desgaste de los socialistas.

En esas citas con Aznar (por lo visto fueron varios los encuentros y los interlocutores), el presidente de honor del PP se quejaba ya amargamente de que el equipo que había elegido Rajoy, su 'hijo político', carecía de "relato" y advertía de que, según su criterio, el único al que veía con capacidad de explicar la que se avecinaba sin generar un peligroso desencanto era, además del propio Rajoy, el ministro de Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón.