Los atentados del 11-M no sólo buscaban víctimas sino el vuelco electoral. Esta fue la convicción reiterada ayer por José María Aznar durante sus casi 11 horas de comparecencia ante la comisión parlamentaria de investigación. "Los autores intelectuales de los atentados y los encargados de la planificación no andan en montañas lejanas ni en desiertos remotos", dijo antes de asegurar que si hubiera convocado las elecciones el 7 de marzo, los atentados se hubieran producido el día 4.

El expresidente del Gobierno no aportó datos nuevos. Tampoco asumió responsabilidad política alguna por la imprevisión ante la amenaza islamista, que no reconoció, y por el fracaso policial previo a los atentados. Sólo admitió "fallos" en la trama asturiana de la dinamita, pero justificó a los responsables de Interior "porque no pueden saber qué ocurre en cada comandancia" y elogió a la Guardia Civil.

ETA-ISLAMISTAS El expresidente aseguró que "en aquellos momentos sabíamos que podía haber coincidencias entre el terrorismo etarra y el islámico; coincidencias en el objetivo, el procedimiento y el tiempo". Y hasta once veces pidió que la comisión "siga investigando para conocer toda la verdad".

Tras afirmar que no ha cuestionado ni cuestiona el resultado electoral del 14 de marzo, aprovechó su intervención inicial y las 30 preguntas que le formuló el exministro y portavoz del PP, Eduardo Zaplana, para dejar claro que "el Gobierno dijo la verdad en tiempo real" sobre la autoría del atentado. Invocó la atribución a ETA por parte del lendakari Juan José Ibarretxe y unas declaraciones de Josep Lluís Carod-Rovira la mañana del 11-M para avalar sus afirmaciones sobre la autoría etarra. Sólo a las 11.45 horas del 13 de abril supo que los autores eran "terroristas islámicos".

Para demostrar que no había ocultado ni retenido información aseguró que él mismo ordenó abrir una "segunda vía" de investigación la tarde del 11-M tras hallarse en la furgoneta aparcada junto a la estación de Alcalá de Henares los detonadores y la cinta coránica. Y añadió que si por la mañana había informado a los directores de los principales diarios de la autoría de ETA, esa misma tarde les puso al corriente de la nueva línea de investigación.

"Los que mintieron y manipularon fueron otros", señaló antes de acusar al PSOE y a otras fuerzas de la oposición, así como a la cadena SER, a la que no citó, de "jugar a la mentira, la intoxicación y la desestabilización". Aseguró que en aquellos momentos tuvo que afrontar "un monumental empuje manipulador" y señaló que los socialistas vieron en "la gran conmoción de la sociedad" la oportunidad de lograr el triunfo electoral. Les acusó de "tirar la piedra y esconder la mano", de fabricar "una gran mentira" y de "alentar el acoso contra el PP en la jornada de reflexión". Dijo que el PSOE no había practicado "juego limpio" por no desautorizar radicalmente el "cerco" a las sedes del PP con el famoso pásalo durante la tarde y noche del 13 de marzo.

También acusó de "mentir de una manera vil y miserable" a "una cadena de radio" por informar de la existencia de un suicida en los trenes y por afirmar que conocía la existencia del vídeo reivindicativo del atentado desde la mañana del 13-M cuando apareció pasadas las 19.40 horas en una papelera junto a la mezquita de la M-30 y había sido grabado tres horas antes.

Ya en el turno de preguntas mantuvo que no había existido imprevisión del Gobierno sobre la amenaza. Por el contrario, fueron otros los que banalizaron la detención del llamado comando Dixan en Cataluña.

IRAK Negó que su apoyo a la guerra de Irak guardara relación con la masacre y remarcó que tras la retirada de las tropas, otros "terroristas islámicos" iban a volar la Audiencia, por lo que deseó que España recupere la alianza con los Estados Unidos, que, por lo visto, "es cuestión de una llamada", ironizó.

En sus respuestas a Alvaro Cuesta (PSOE) y a Gaspar Llamazares (IU-ICV) recordó que Zapatero le había acusado de poner a España en la lista de objetivos del terrorismo islamista tras los atentados de Casablanca y que lo propio había hecho Llamazares. No asumió la imprevisión ni la responsabilidad política.

Jordi Jané (CiU) no logró que aclarara por qué no envió telegramas a la ONU y las embajadas diciendo que no había sido ETA, y Joan Puig (ERC) no pudo saber si había filtrado la información del CNI sobre la cita de Carod con la banda. "Pregúnteselo a él; es inaudito que digan que se puede matar en Castellón pero no en Lleida".