El expresidente del Gobierno José María Aznar aseveró ayer que, si no hubiera dedicado un capítulo de su nuevo libro Cartas a un joven español a reflexionar sobre la amenaza terrorista, no hubiera sido fiel a sí mismo. Y, desde esa fidelidad a su propia persona, optó por aprovechar buena parte del discurso que pronunció anoche en un hotel madrileño, ante la cúpula del PP (aunque se echó de menos, entre otros, a Eduardo Zaplana), para insistir en que el terrorismo islamista y el etarra comparten, al menos, su "vocación totalitaria".

SIN MENCIONAR EL 11-M Aznar defendió que tanto ETA como Al Qaeda tienen detrás a "alguien" que se encarga de planificar "estrategia" y decidir cuándo, dónde y cómo se atenta con un solo fin: "derrocar regímenes democráticos". Eso sí, el que fuera jefe del Ejecutivo hasta marzo de 2004 evitó menciones a la recién dictada sentencia del 11-M.

Tal y como hace en la obra que presentó anoche, publicada por Planeta, Aznar sostiene que España se enfrenta actualmente a dos amenazas terroristas: una, la de ETA, "que busca destrozar la convivencia pacífica y en libertad en el País Vasco y que amenaza la seguridad y libertad en toda España". La otra, dijo, la islamista, "que pretende acabar con regímenes democráticos occidentales y sustituirlos por estados islámicos, donde impere una única ley: la religiosa musulmana".

"El objetivo de ETA lo conocemos todos. El objetivo del terrorismo islámico es destruir las democracias occidentales. Por eso España ha sido y es objetivo de los terroristas islámicos", enfatizó el expresidente, agregando que ETA y Al Qaeda coinciden en su "vocación totalitaria".

Dicho esto, abogó por combatir, que no "apaciguar con negociaciones y alianzas", esos terrorismos. "La libertad solo puede negociar una cosa con el terror: su entrega. No es posible ninguna alianza de la libertad con sus enemigos", sentenció.

A continuación, Aznar trató de explicar al auditorio que, para elaborar su tercer libro, había elegido a un amigo imaginario , el joven Santiago, con el propósito de hacer ver a la juventud española la relevancia de tener y luchar por los principios.

MANIFESTACIONES Y CUBA En ese contexto, tuvo un guiño para esos "millones" de ciudadanos que, en los últimos años, han salido a la calle contra la política educativa o antiterrorista del Gobierno de Zapatero, y no perdió ocasión de afear al líder socialista que firmara con él el Pacto Antiterrorista y, según relató, al tiempo comenzara a hablar con ETA. Asimismo, tuvo tiempo para arremeter contra los que identifican gobernar con "ser simpático" o no ponen la libertad por encima de otras cuestiones. En este sentido, el expresidente alertó de que "algunos" no podrán celebrar el fin del castrismo con los cubanos por haber mirado "para otro lado".

Hubo también críticas a los nacionalismos radicales y a su "aroma totalitario" y hasta consejos para compañeros: hay que tener una profesión detrás, advirtió, para no aferrarse al sillón "como sea". Por supuesto, elogios para Mariano Rajoy, besos y abrazos al final del acto y dedicatorias para los entregados.