Muy atrás quedó el Pablo Iglesias de la cal viva, agresivo, gesticulador en exceso y con ceño fruncido. En Unidas Podemos parecen haber comprendido que un Iglesias más pausado y calmado a la vez que duro y tajante en sus aseveraciones da mejores resultados. El ejemplo lo tienen reciente.

El líder morado se situó como uno de los ganadores de los debates de las últimas elecciones, sorprendiendo con su serenidad. Ahora buscan el mismo resultado.

«Creo que no podemos usar un tono duro, no debemos ponernos histéricos», sostienen fuentes del partido que consideran que el acercamiento del PSOE a Ciudadanos les sitúa en una posición ventajosa para revalidar sus 43 diputados: «No tenemos una campaña difícil». Creen que los gestos de Pedro Sánchez a Albert Rivera les pasará factura a los socialistas mientras ellos se dedican a «explicar, explicar y explicar» lo que ha ocurrido durante las negociaciones.

Sin embargo, pese a que confían en sus bases, el fantasma de una baja participación está presente y existe cierto temor a que el descontento ciudadano pueda superar al del 15-M. Un hastío que tratarán de esquivar bajando el tono.