La marcha de Ciudadanos del diputado Francisco de la Torre y del parlamentario europeo Javier Nart, formalizadas el jueves pero anunciadas ya en julio, desembocó ayer en un duro cruce de reproches no solo de carácter político, sino también personales entre los exdirigentes críticos y el líder del partido, Albert Rivera. Una mar arbolada interna de la que la cúpula de la formación trató de guarecerse con su mejor bálsamo: los ataques sin cuartel al independentismo, en el segundo aniversario de los plenos de la ruptura en el Parlament, el 6 y 7 de septiembre del 2017.

En su primera aparición tras mucho tiempo en Cataluña, Rivera arremetió contra De la Torre horas después de que este le recriminase no saludarle por el pasillo del Congreso, ni haberle dado el pésame por la muerte de su padre, que falleció en julio, a los pocos días después de anunciar su renuncia al escaño por su discrepancia por la estrategia de Rivera de negarse a facilitar la investidura de Pedro Sánchez.

Visiblemente molesto, el presidente de Ciudadanos acusó al exdiputado de «utilizar la muerte» de su padre para «atacar» a antiguos compañeros y al proyecto político del partido. «He visto muchas cosas en política pero se han traspasado determinadas líneas rojas», denunció Rivera, quien relató que poco después de recibir su carta de dimisión, se enteró de la muerte del padre de De la Torre y, además de enviarle un mensaje, ordenó al grupo parlamentario que enviara una corona de flores a la capilla ardiente.

Matización posterior

«Creo que no vale todo en política. Uno puede discrepar, dar un portazo e irse por intereses personales, pero uno no puede jugar con informaciones falsas para intentar dañar la imagen de sus compañeros», insistió el jefe de filas de la formación naranja. Tras esta respuesta, De la Torre, en un mensaje en Twitter, reconoció que Rivera no le llamó, pero sí le envió un breve mensaje dándole el pésame.

Rivera también cargó contra Nart, que el jueves abandonó la militancia de Cs aunque conservando su escaño en el Parlamento Europeo y su puesto en el grupo como independiente. Una decisión que no ha gustado nada al líder de Ciudadanos que, sin pedirle expresamente que renuncie a su escaño en el Parlamento Europeo, reclamó que quienes se han ido del partido no se queden con el «esfuerzo, el trabajo y el escaño» de la organización.

Dardos envenenados que fueron lanzados por Rivera desde el Parlament, donde el líder naranja hizo un llamamiento a «no olvidar» lo ocurrido en el pleno del 6 y 7 de septiembre del 2017, en vísperas del referéndum unilateral del 1-O, que definió como un «golpe de Estado» y «el peor ataque a la democracia española desde Tejero». Lo dijo flanqueado por la portavoz de Cs en el Congreso y jefa de la oposición en otoño del 2017, Inés Arrimadas, así como por los 36 diputados actuales del partido en la Cámara catalana.

Pero la polémica con De la Torre y Nart no es la única herida abierta en Ciudadanos. El partido expulsó el jueves a dos concejales del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife por suscribir un acuerdo con el PSOE que no contaba con el visto bueno de la dirección nacional.