Apesar de que se trataba de celebrar el Día de la Hispanidad, el paso de la bandera de los EEUU por la tribuna de autoridades fue uno de los momentos más álgidos del desfile militar de ayer, que rindió homenaje a las misiones en el extranjero. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que fue abucheado al llegar y al marcharse, se mantuvo en pie ante la enseña de barras y estrellas.

La bandera estadounidense llevaba dos años sin participar en la parada castrense después de que en el 2003 Rodríguez Zapatero, entonces jefe de la oposición, en protesta por la guerra de Irak, no se levantara a su paso. Ayer la enseña volvió a desfilar y a su paso toda la tribuna de responsables políticos se levantó y el presidente, que ya estaba en pie, permaneció en su sitio aunque apenas miró la enseña. La bandera desfiló junto a las de los países que participan en la fuerza de la OTAN en Kosovo, ya que uno de los objetivos de la parada militar era rendir homenaje a las misiones de paz. De hecho, el rey Juan Carlos envió ayer un mensaje al personal militar español en el exterior agradeciendo "su sacrificio y buen haber".

LA PROTESTA Rodríguez Zapatero fue abucheado, como el año pasado, a su llegada y, sobre todo, cuando se marchaba. Al principio del desfile, los silbidos solo provinieron de la tribuna que habitualmente ocupan los familiares de los militares, pero al final los abucheos estuvieron presentes allá por donde pasaba el coche del presidente. La parada castrense se caracterizó además por las grandes ausencias. No asistieron los ministros de Justicia, Fomento y Medio Ambiente ni 10 presidentes autonómicos. A la habitual ausencia del lehendakari, Juan José Ibarretxe, se sumaron otros dirigentes regionales, entre ellos Pasqual Maragall, que sí fue a la edición anterior. Otra de las ausencias más destacadas fue la del exministro de Defensa, José Bono.

Por lo demás, el desfile siguió el guión habitual. El Rey, acompañado de toda la familia real, presidió los actos, en los que participaron 3.900 militares, más de 200 vehículos y 80 aeronaves. Los legionarios, acompañados de su cabra, fueron, como siempre, los más aplaudidos. También causaron gran expectación tres paracaidistas, uno portando la bandera nacional, que aterrizaron delante de la tribuna real.

Durante el desfile se pudieron ver imágenes poco habituales en el día a día de la batalla política. Así, el portavoz parlamentario del PSOE, Diego López Garrido, charló animadamente con los populares Eduardo Zaplana y Mariano Rajoy. También se pudo ver al embajador de Estados Unidos, Eduardo Aguirre, que dijo que era un "honor" que la bandera de EEUU representara a su pueblo en España, conversando con su homólogo de la embajada israelí, Víctor Harel.