A reescribir 35 veces un disco duro, rayarlo y tirarlo a la basura, lo llaman en el PP «procedimiento de borrado seguro». Tras ese eufemismo técnico se parapetan los acusados del caso de los ordenadores de Bárcenas. Pero no es un procedimiento que parezca normal al extesorero del PP, que compareció ayer como testigo en el juicio que se celebra en la macrosala penal de Madrid por la destrucción de esos equipos. Bárcenas insistió en que los ordenadores eran suyos, que los pagó él. Y aseguró que contenían información relevante: «Si pedí los ordenadores no era por la carcasa», manifestó.

Bárcenas unió este caso con el asedio a su casa presuntamente organizado por el excomisario José Manuel Villarejo: «Todo iba dirigido a robar documentos, perjudicarme y amedrentarme. Si hubiera conocido la Operación Kitchen antes, no habría retirado la acusación en esta causa».

La otra testigo de relevancia citada, la exsecretaria general del PP María Dolores de Cospedal, negó que ordenara destruir los ordenadores de Bárcenas, a quien de continuo se refirió como «esa persona». Cospedal sí prohibió que se le dejara entrar en la sede del PP, una vez supo el asunto «escadaloso y vergonzante» de sus cuentas en Suiza. El borrado de los ordenadores fue el normal «para los empleados que dejan el partido», aseguró.

La vista trata de aclarar si se destruyeron los ordenadores para evitar que se conociera la contabilidad opaca del PP. El director de sistemas informáticos del PP, José Manuel Moreno, acusado de encubrimiento, aseguró que nunca le dijo nadie de quién eran los ordenadores que le mandaron retirar de la sala Andalucía, la que ocupaba Bárcenas en la sede del PP. Cuando abrió el Apple y el Toshiba Libretto, no tenían contraseña ni «absolutamente nada dentro», dijo, pese a lo cual se puso a borrarlos mediante «un procedimiento estándar de borrado seguro» que consiste en reescribir «en sucesivas pasadas» y con datos aleatorios el disco que se quiere borrar.

Según la instrucción, Moreno es autor de «la sobreescritura de los discos duros, hasta en 35 ocasiones, y su posterior rayadura». El técnico admitió que creó ese protocolo de «borrado seguro» por recomendaciones de protección de datos. Y sorprendió al decir que en 2013 no sabía que se investigara la Gürtel. «No me diga que ni siquiera lo veía en la televisión», le dijo la fiscal Carmen Luiciañez. Pues no.

Ayer compareció también el jefe de servicios jurídicos del PP, Alberto Durán, como acusado. Negó que los ordenadordes fueran propiedad de Bárcenas, desmintió que forzara la puerta de la sala Andalucía, y reiteró que nunca entró en el contenido de los discos duros. La tesorera Carmen Navarro, también investigada, y la acusada que representa al PP, María Masso, ratificaron esa versión insistiendo Masso en que el «procedimiento de borrado seguro» es normal y legal.