Los apoyos se suceden por parte de distintos gobiernos, pero España trata todavía de buscar la fórmula que permita a José Luis Rodríguez Zapatero acudir a la cumbre de Washington del día 15 y que debe servir para iniciar la reforma de los organismos financieros internacionales. Rodríguez Zapatero recibió ayer en la Moncloa al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, quien le brindó el apoyo explícito de la Unión Europea (UE). Pero los dos dejaron sin concretar el formato de la cumbre, que inicialmente será el G-20, insistiendo en que no hay ningún veto a España por parte de George Bush.

Los dos mandatarios aseguraron que no existe ningún veto por parte del anfitrión, que no abandonará el cargo hasta enero. "No hay intención por parte de nadie de que España no esté en la cumbre", aseguró Zapatero. El problema, según Barroso, es que si se pretende modificar el G-20 (los ocho grandes, más una serie de países emergentes), otros países reclamarán también su presencia. Barroso proclamó que "sería un error el pensar que existe una actitud antiespañola", en alusión a Estados Unidos.

El caso de España, a su juicio, es diferente, al destacar que es la "octava potencia del mundo" y tiene una experiencia "que puede ser muy útil para la comunidad internacional" respecto a su sistema financiero, mejor supervisado que otros. Barroso se mostró "convencido" de que España estará, aunque se curó en salud al precisar que la cumbre de Washington será la primera de una serie de reuniones internacionales, dando a entender que Zapatero tendrá más oportunidades de hacerse oír.

Pero eso no está en los planes del Gobierno español, que se ha lanzado sin red hacia un reto que, si no alcanza, será interpretado como un fracaso. Zapatero, que asentía con indisimulado orgullo ante las palabras de Barroso, no quiso acogerse a la posibilidad de utilizar una de las dos sillas que tendrá Francia, como miembro del G-20 y como presidenta de turno de la UE. Sobre ello bromeó: "Lo que no me cabe en la cabeza es estar de pie, en alguna silla hay que estar".

Pero, ¿qué aportará España? Barroso afirmó que el Gobierno ha presentado un documento "muy interesante" en el que desarrolla su propuesta de reforma del FMI y del Banco Mundial, que puede servir de base para la respuesta común de la UE.