Batasuna se declaró ayer dispuesta a salvar el Presupuesto presentado por el Gobierno vasco para el 2003 aunque no le guste. La necesidad de romper el aislamiento en el que se encuentra animó a la formación a reiterar su disposición a "negociar" enmiendas parciales a las cuentas y retirar en el último momento la presentada a la totalidad. Los votos de PNV, EA e IU, que hicieron oídos sordos a la oferta lanzada por Batasuna, fueron suficientes para impedir que el Presupuesto fuera devuelto, tal y como solicitaban el PP y el PSE.

El primer trámite de las cuentas vascas se desarrolló sin excesivas dificultades para el Gobierno de Juan José Ibarretxe, aunque el lehendakari escuchó desde su escaño los más variados improperios. El secretario general del PSE, Patxi López, y el portavoz del PP, Leopoldo Barreda, fueron muy críticos. Denunciaron que las cuentas están "puestas al servicio de la soberanía", pero no pudieron evitar que éstas pasen a la nueva fase de debate, la de las enmiendas parciales.

El presidente de la Cámara, Juan María Atutxa (PNV), ya había decidido que se votaran por separado las tres enmiendas a la totalidad de la oposición. Aunque ello garantizaba la tranquilidad del Gobierno, la vicelehendakari , Idoia Zenarruzabeitia, advirtió a PP y PSE de que se guardaran de sumar sus votos a los de Batasuna y recordó a la formación aberzale que el Ejecutivo no negociará con ella.

RESPUESTA SOCIALISTA

La bronca a la oposición recibió respuesta. López denunció que las cuentas no responden a la prioridades de Euskadi y están "contaminadas" por el plan soberanista, y dijo que los socialistas vascos se niegan a "financiar" una política que no comparten.

Batasuna se sumó a los reproches para argumentar lo contrario: que los Presupuestos no son independentistas y que ni siquiera sirven para el estatus de libre asociación a España que plantea Ibarretxe. Otegi arremetió contra el Gobierno vasco, pero manifestó a la vez su disposición a negociar algunas partidas.

El pasado año, Batasuna posibilitó que se aprobaran las cuentas de algunos departamentos, pero las de otros debieron ser prorrogados. Ibarretxe reconoció entonces que disponía de unas cuentas "mutiladas" y el presidente del Parlamento no se atrevió siquiera a llamarlas Presupuesto.